El día en que lo pusieron a dormir, Adriana Alvarado se levantó con ganas de morirse. Había soñado con que Logan, a quien amó como a su hijo, la acompañaba aún en aquella habitación vacía que guardaba su olor, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió aludida por el quejido inexistente de un gato que ya no podía controlar sus heces.
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'Cuando se defecaba solo, ponía un rostro de sufrimiento como de ‘otra vez’ y entonces me decía como ‘mamá, límpiame’ y yo lo hacía con todo el amor', soltó Adriana, entre lágrimas, evocando cinco años después los pormenores vividos días antes a aquél suceso cruel.
El felino, quien respondía al nombre de nacimiento de Wolverine, fue atropellado una noche cuando Adriana sabía muy poco del comportamiento de aquellas criaturas pequeñas de cuatro patas. Este se arrastró como pudo, devuelta a su casa, con todo el tren posterior destruido. Había sufrido una grave lesión a nivel de la médula espinal que le quitó completa funcionalidad en sus partes traseras.
'Ahora puedo hablar, pero me costó mucho salir de esa situación. Antes no contenía las lágrimas', comentó quitándose las gafas empañadas y sonando su nariz, no entendiendo la paradoja que guardaba lo dicho.
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Adriana es fisioterapeuta de profesión y en esos días, donde el dolor no podía ser más puntiagudo, pidió dos meses de licencia para poder internarse en la veterinaria y cuidar de Logan y de sus problemas de control de esfínteres.
Hasta que un día lo que se sabía inevitable llegó y el cuerpo vivo de Logan se resistía a seguir funcionando a la mitad. Un shock séptico. El médico que llevaba su caso le dijo a Adriana que cortara su sufrimiento y ella, con la maternidad herida, decidió que lo mejor era ponerlo a dormir por fin.
Entonces los colores de una mujer que veía el vaso medio lleno se oscurecieron y la textura blancuzca del techo vista desde la cama empezó a tener más sentido que la vida misma.
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'Yo trabajé en una clínica, en el área de cuidados intensivos, y cuando los compañeros se incapacitaban por depresión yo decía, ‘pero si la vida es bella’, ‘¿cómo la gente teniendo una vida esplendorosa, va a entrar en depresión?’ y me tocó el turno a mí', admitió recordando unos meses de profunda tristeza en los que comer y bañarse ya no parecían actividades necesarias.
Sin embargo, pasados meses de llanto, ansiedad, depresión y ayuda psicológica por la pesada ausencia de un ser que estuvo, Adriana recordó su promesa a Logan y el suceso doloroso se convirtió en uno determinante, partiendo la historia de su vida en dos. 'Ese día le prometí que su muerte no iba a ser en vano', aseguró.
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El sueño de una promesa
Voces 4 Patas es el sueño de Adriana Alvarado hecho realidad. Un proyecto que en su tiempo se vio lejano, pero ahora es tan tangible que hasta lo lleva tatuado en su piel.
'Esto más que una vocación, es pasión. Es mi sueño. Así como dice Gargamel ‘así sea lo último que haga, lo último que haga…’', citó, entre risas, al hechicero malvado que acecha la Aldea de los Pitufa.
La fundación, ubicada en el sector vulnerable de la Playa, inició luego del suceso traumático vivido con Logan, a quien encontró en medio de una zona abandonada de Barranquilla, donde alimentó, cuidó y esterilizó a una manada de 14 perros con recursos propios.
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'En la crisis es cuando se saca la casta', dijo Adriana con la convicción de que lo vivido debía, de alguna manera, valer la pena.
Egresada de la Universidad Libre, Adriana dejó su profesión médica bajo todo pronóstico y se dedicó a ayudar a los animales en condición de calle, labor que ha venido realizando desde hace 5 años al ciento por ciento.
En el camino, aunque sola, se dio cuenta de que su discurso no era el único, que habían varios como el de ella, por lo que decidió hacer alianzas que han fortalecido la fundación y ampliado su capacidad de acción.
Así las cosas, el principal objetivo de la organización es acabar con la sobrepoblación de animales de calle en Barranquilla y su área metropolitana. En pro de esto, realizan constantes jornadas de esterilización a bajo costo para poder mejorar la salud y vida de los perros y gatos en la ciudad.
'En las campañas de esterilización no solo llevamos a cabo un procedimiento quirúrgico, sino que nos metemos en las fibras del corazón de cada persona que está llevando su animalito para que, a su vez, lleve ese mensaje a todos los hogares. Para que sepan que es fundamental ser responsables y esterilizar a los animales', cuenta Adriana en un tono natural de liderazgo.
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Labor social en medio del fuego
Era 22 de diciembre de 2022 y Barranquilla se sumía en el fuego por la furia de un ‘Bravo’ siniestro. Mientras los sentidos de la ciudad estaban concentrados en la humareda negra que salía de la Vía 40 y que arropaba la navidad, Adriana Alvarado estaba cumpliendo una labor social igual de importante: Barriguitas Llenas.
Barriguitas Llenas es una de las campañas de Voces 4 Patas donde, en alianza con otras entidades, regalan una cena navideña a los animales en condición de calle de la ciudad y su metrópolis.
Adriana cuenta que el año pasado, en medio de la emergencia de Bravo Petroleum, salieron a los barrios más vulnerables a repartir alimento para los animalitos más necesitados porque, a pesar de todo, la gente los estaba esperando.
'Hasta el momento llevamos un récord de más de 3.500 animales esterilizados y unos 400 animales entregados en adopción. Esto nos llena de mucho orgullo', destacó.
Salvando vidas
Adriana tiene una fortaleza envidiable. Su juventud traspasa por ósmosis los poros de su piel y cruza la pantalla del celular que usó para la entrevista. Con una camiseta verde de Voces 4 Patas, unos tenis y un pendón de la fundación detrás, estuvo lista para dar todo de sí una hora antes de lo planeado.
En medio de las preguntas desbordó un entusiasmo por la vida, igual al de aquellas personas que encontraron en una labor específica el sentido de vivir. En medio de sonrisas, y un poco de nerviosismo, explicó su labor diaria.
Recién renunció a su trabajo en una clínica reconocida de la ciudad, Adriana salió con unos ahorros que le sirvieron, durante un tiempo, para salvar decenas de vidas de animalitos. Rescataba animales de la calle, los ponía 'super cheveres' y luego los entregaba en adopción.
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Hoy día, ante la escasez de recursos, la organización hace un censo. 'Tenemos más de 150 perras esperando un turno para ser operadas', detalló. Cuando consiguen los recursos, esterilizan al animal, esperan un tiempo prudente y si no consiguen darlo en adopción, lo devuelven al lugar de donde fue rescatado inicialmente.
'Siempre tratamos de buscar un aliado cerca de su área para que sea alimentado y cuidado, porque en realidad tener tantos animales en un solo sitio es muy difícil', señaló con cierto tono de ‘querer hacer más’ en su voz.
Los recursos los consiguen a través de lo poco que ganan de las jornadas de esterilización que hacen, venta de accesorios, alimento y medicamentos para mascotas y, en un 70%, recursos propios.
'En el momento en el que rescatas un animal, tú no piensas en el dinero o la obligación. Solo piensas en salvarle la vida', relata Adriana explicando ese fenómeno que siente constantemente de querer ayudar a los que no pueden ayudarse solos.
El sueño del sueño es un centro de bienestar para animales en el barrio la Playa. 'Esa es nuestra gran meta', asegura una Adriana decidida.
La fisioterapeuta, hoy egresada del centro Inca como asistente de veterinaria, entendió que lo que la hace feliz es ayudar a los animalitos y su principal preocupación es ayudar a que los barranquilleros entiendan la responsabilidad que conlleva cuidar de otro ser vivo.
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