Movimientos sociales y gremiales en la defensa de las mujeres se pronunciaron este lunes 5 de mayo sobre el caso de la patrullera de la Policía Nacional, María Alejandra Guerrero Montiel, cuya muerte se registró el pasado lunes 28 de abril tras una caída desde el quinto piso de una de las torres de la unidad residencial Vipa Azul, en el sector de Caribe Verde, en el suroccidente de Barranquilla.
A través de un comunicado, hicieron un llamado a Fiscalía, Personería, Procuraduría, Ministerio de Igualdad, Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Defensa para que se entre un pronunciamiento a la comunidad sobre este acontecimiento “que no puede volver a repetirse”.
“Exigimos pronto resultados de la Investigación que adelanten los organismos de control”, añadieron.
La historia de la muerte de la patrullera empezó el pasado lunes 28 de abril, a eso de las 12:40 de la madrugada, cuando uniformados de la Policía Metropolitana de Barranquilla fueron alertados por vecinos del Conjunto Residencial Vipa Azul, localizado en Caribe Verde, en la franja del suroccidente de la capital del Atlántico, sobre la caída de una mujer desde el quinto piso de una de las torres de la unidad residencial.
Las primeras indagaciones de los uniformados consiguieron aportar al caso que Guerrero Montiel, de tan solo 22 años, era patrullera de la Policía, vinculada al Comando del Departamento del Atlántico y prestaba el servicio en el municipio de Suan, en el sur de este territorio.
Luego, los agentes que atendieron la alerta continuaron con sus pesquisas y obtuvieron que ella había permanecido la noche anterior en el apartamento 504 de la torre 14, y estuvo en compañía de un subintendente de la Policía, adscrito a otra unidad distinta a la suya. Con este, al parecer, mantenía una relación sentimental y horas previas a la situación registrada ambos habían estado compartiendo bebidas embriagantes. Eso supuestamente dijo ese funcionario a los policías que participaron de la diligencia y así quedó plasmado en un reporte del CTI de la Fiscalía.
Tras el hecho, las autoridades hablaron inicialmente sobre un posible caso de suicidio, pero después se habló de un trastorno de sonambulismo.
Recordemos que el sonambulismo es un trastorno que ocurre cuando las personas caminan o realizan otra actividad estando aún dormidas. Es decir, la uniformada no se habría quitado la vida de manera voluntaria, a través del suicidio, sino que su muerte, ahora, sería producto de un accidente.
Sin embargo, su familia le insistió a esta casa periodística en que “ella no se tiró”.
“Nos dijeron que ella se había tirado. Se había levantado sonámbula y se tiró. Ella no caminaba sonámbula. En su casa y en su formación policial dormía en camarote y nunca tuvo un episodio. En su historia clínica no aparecen registros de eso. Lo más extraño es que sus hermanos habían hablado con ella, estaba súper bien, estaba súper contenta, súper feliz”, afirmó Ángel Ortiz, allegado de la joven.
Sobre la tragedia, el familiar reveló que se enteraron a través de una llamada telefónica del propio policía que estaba con ella en el apartamento. Este habría contactado a una hermana de María Alejandra y, en medio de titubeos, le preguntó a esta que si ella (María) era sonámbula porque se había tirado de una ventana. Ahí empezó a caminar la noticia y los hermanos policías de la joven, así como el resto de la familia, se enteraron de lo sucedido.
María Alejandra Guerrero provenía de una familia con trayectoria en la Policía Nacional: su padre fue policía y tiene dos hermanos activos dentro de la institución armada. Hoy ellos y el resto de la familia descartan de plano esas dos versiones sobre su muerte, expuestas de manera inicial.
De otra parte, rechazaron la hipótesis del suicidio de la joven y piden a las autoridades que se investigue como un hecho basado en violencia de género.