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Segregación ocupacional, una de las razones por las que la mujer tiene menos ingresos.
Economía

Brechas de género siguen sin cerrarse en el mundo laboral

Entre septiembre y noviembre de 2018, el desempleo para hombres fue de 6,8%, mientras en mujeres estuvo en 12,1%, indicó el Dane. Desigualdad no desaparece con la educación.

La brecha laboral entre hombres y mujeres en Colombia no se reduce. Mientras que la situación para los hombres mejora, en las mujeres se mantienen altos niveles de desempleo y bajas remuneraciones. Según el Dane, entre septiembre y noviembre de 2018 la tasa de desempleo de los hombres fue del 6,8%; en las mujeres fue del 12,1%.

Sandra Rodríguez, profesora del IEEC de Uninorte, señala que históricamente las mujeres han tenido una participación menor que los hombres en el mercado laboral, lo que ha estado asociado a cuestiones relacionadas con las responsabilidades del hogar (economía del cuidado) y un alto componente relacionado con la discriminación de género.

“En el primero se encuentran las mujeres que se caracterizan por una maternidad más temprana, menores oportunidades educativas y laborales, adicional al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, quienes se ven enfrentadas a desarrollar actividades productivas en los mercados informales. Y en el segundo se encuentran aquellas con educación superior e ingresos relativamente altos, para quienes la brecha de ingresos se ubica por el 16,6 %, es decir la desigualdad no desaparece con la educación”, indica la profesora.

El gobierno nacional está tomando medidas para controlar la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, pues no solo existen brechas en las cantidades de puestos de trabajo, también hay una fuerte desigualdad en los salarios promedio recibidos, condiciones laborales, capacitación, ocupaciones, etc. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), desde el 2007 en Colombia los hombres ganan en promedio un 11% más que las mujeres. 

Rodríguez explica que en el mercado laboral las mujeres suelen percibir menores ingresos por razones de discriminación directa o segregación ocupacional en empleos de mejor calidad y valoración, incluyendo la economía informal. El mercado laboral femenino requiere políticas públicas encaminadas a eliminar lo que ONU Mujer denomina los ‘pisos pegajosos’ y los ‘techos de cristal’. 

“Incluso cuando se analizan los datos de ingresos entre mujeres y hombres recién graduados en educación superior, que podrían considerarse en igualdad de condiciones de formación y experiencia, las diferencias persisten, lo que permite concluir que la cuestión de fondo es la discriminación”, agrega Rodríguez. 

¿Qué hacer a futuro?

Se estima que la situación laboral de la mujer empeorará a futuro por los avances tecnológicos y por la poca protección que reciben sus puestos de trabajo. De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL, la automatización está haciendo que los puestos de trabajo de los sectores de ventas y manufacturas estén en peligro de ser reemplazados por máquinas o computadoras. En Latinoamérica más del 33% de mujeres trabajan en estos sectores y por tanto están en peligro de perder sus puestos de trabajo. 

Alexander Villarraga, director del departamento de Economía de Uninorte, señala que un elemento que suele pasar desapercibido al explicar las diferencias de género en el mercado laboral es la orientación sociocupacional. Los programas de orientación sociocupacional juegan un papel determinante en la formación de expectativas e imaginarios de los niños y jóvenes y no se deben dejar para el final de la vida escolar, sino que deben estar integrados a los currículos educativos desde los primeros años de educación

Por otro lado, hay expertos que consideran que los cambios tecnológicos pueden ser una oportunidad para las mujeres siempre y cuando cuenten con la capacitación necesaria para los trabajos del futuro.

Capacitación y capital humano

Villarraga señala que uno de los factores que explican en parte la menor inversión en capital humano de las mujeres son las expectativas de una más corta vida laboral de las mujeres en comparación con los hombres. La menor vida laboral de las mujeres está asociada a las interrupciones que hacen ellas asociadas a la maternidad, crianza de los hijos, cuidado del hogar y menor edad de jubilación. Esto lleva a que los beneficios de una mayor inversión en capital humano, a través de mayores niveles de remuneración, se vayan a disfrutar por menor tiempo en el  caso de las mujeres. 

El Observatorio de Igualdad de Género de la Cepal señala que es importante eliminar las brechas que limitan la capacitación de la mujer en áreas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Rodríguez agrega que si bien el país ha tenido avances en términos de acceso a la educación, cobertura de servicios de salud y gasto social, que ha impactado positivamente las condiciones de las mujeres en general, en lo relacionado con la participación laboral los datos indican que la participación laboral femenina se ha estancado en los últimos cinco año en alrededor del 54 %.

Para controlar la brecha de desigualdad laboral, la Cepal recomienda mejorar la oferta pública de servicios para los trabajadores de los países latinoamericanos, fortalecer las habilidades de la mujer y el acceso de toda la población a seguridad social.

 

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