El pasado fin de semana se llevó a cabo el Festival Cordillera, evento que contó con la participación de decenas de artistas que compartieron su música con los miles de asistentes.
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Y aunque fue todo un éxito, la polémica no faltó y no fue precisamente de los organizadores o de alguno de los artistas que hicieron parte del poster oficial, sino de una pareja de asistentes que lanzaron improperios a otra persona cuando se disponía a salir del festival.
De acuerdo con el video grabado por la misma víctima, la mujer le dice: “Devuélvase para su país” y que ciudadanos como ella “nos tienen invadidos” aunque no es claro de donde es oriunda la agredida. No contenta con eso le grita “piojosa” e incluso se atreve a tocar el cabello en un gesto grosero.
Por su parte, el hombre apoya a la agresora en sus expresiones despectivas e intenta tumbarle el celular con el que graba y luego remata: “Haga lo que se le de la pu** gana, malpar***”.
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Tras viralizarse el caso de acoso, en redes sociales se filtró información de los agresores, la mujer al parecer se identifica como Diana Rocío Daza Robles y, según su perfil en LinkedIn, es directora UX de Experiencia de Usuario de la empresa Keralty. El otro se trata de Juan Carlos Cerón Barreto, director de Arquitectura TI y trabaja en la misma empresa.
Fue tanta la presión que Diana Rocío se vio obligada a pedir perdón y retractarse de su agresión a través de un mensaje en X: “Pido disculpas y ofrezco perdón en nombre de toda la gran familia Keralty por mis acciones imperdonables de la noche de ayer, al encontrarme mentalmente agotada después del concierto Cordillera, especialmente a los hermanos extranjeros del vecino país que tampoco tenían piojos”.
Por este tipo de situaciones muchos se preguntan si los escándalos generados por fuera de las instalaciones de su trabajo podría ser causal de despido para los empleados involucrados como lo que ocurrió en el Festival Cordillera.
Sobre esto comentó Iván Jiménez, profesor del Observatorio Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana, consultado por el medio Portafolio. El académico explicó que el empleador no tiene excusa para botar a algún empleado porque está en un espacio no contralado por la empresa.
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Por eso aclara que una compañía podría tomar acciones en contra de los involucrados en el escándalo siempre y cuando asistan a “dichos eventos en representación de la empresa o si fuera del trabajo le causan daño a la empresa”.
“Lo que ocurrió en el video es muy censurable y habla muy mal de la persona, pues se refiere a otra como ‘piojosa’ y además cree que decirle que es venezolana es un insulto, lo que denota xenofobia. Eso, sin embargo, no tendría por qué afectar a la empresa, pues esta persona no habla a nombre de la empresa, ni la representa en el evento”, agregó, citando el ejemplo de lo sucedido en el Mundial de Fútbol del 2018 con empleados de la aerolínea Avianca que estaban bebiendo licor en un estadio: “Eso no tiene nada que ver con lo laboral”, aseguró el profesor en entrevista con Portafolio.
Hay un gran “pero” en todo esto, pues la empresa podría despedir a sus colaboradores sin justa causa si considera que la polémica en la que están inmersos afectan su reputación empresarial para que no “se les relacione con esos comportamientos”.