El Heraldo
Eléider Álvarez golpeando a Sergey Kovalev.
Deportes

‘Urabox’

Los últimos años han sido de gloria para el Urabá al sacar boxeadores que se han destacado en los rings internacionales.

El derechazo seco y pleno del apartadoseño Eléider Álvarez en la cabeza del campeón ruso Sergey Kovalev el pasado 4 de agosto, con el que le arrebató al europeo el cetro semicompleto de la OMB en Atlantic City, no se formó como flor de un día.

Diecinueve años atrás si su paisano, el entrenador Abelardo Parra, no lo convence de que la razón por la que se cansaba rápido cuando corría no era un maleficio o un espíritu maligno que lo acosaba, como Eléider decía convencido con terror, seguramente hoy no tendríamos campeón mundial de las 175 libras.

Que el coliseo multideportivo de Apartadó, donde se forman los mejores pegadores de la zona costera antioqueña, lleve el nombre de Abelardo Parra Lemus explica mucho del porqué hoy Urabá domina el boxeo colombiano. Por sus manos han pasado los nombres más importantes de este deporte del país en los últimos diez años.

Tienen al mejor boxeador aficionado y medallista olímpico más importante de la historia, como también al mejor púgil profesional del momento con un centro en su poder que nadie antes había ganado para el boxeo colombiano.

De las entrañas de las tierras de los platanales se han formado y nacido los más recientes campeones del mundo de boxeo profesional como Eléider Álvarez (2018), Darleys Pérez (2014), Dayana Cordero (2017), pero también los aficionados que dominan el equipo olímpico actual como Yuberjen Martínez, Céiber Ávila y Jorge Vivas. En total, ocho pegadores de la región costera de este Departamento han vestido la franela tricolor en los Olímpicos.

Sin publicistas que hagan alarde de todos estos triunfos, Urabá, de forma silenciosa, le ha quitado el liderato a la costa Caribe en el deporte que le dio entidad a esta ante el resto del país.

“Si no hay buenos peleadores aficionados, no habrá buenos profesionales. Las bases son la clave para tener éxito en este deporte

1978

Abelardo Parra Lemus le dio la primera alegría al boxeo antioqueño al convertirse en el primer campeón aficionado, ganando el título nacional al barranquillero Martín Rojas, en San Andrés islas.

“Tuve la fortuna de ser uno de los precursores en la parte competitiva y en ese 1978  pude darle esa gran alegría a mi departamento al ganar la de oro en los wélter junior”, dijo Parra Lemus desde Medellín a EL HERALDO.

Él fue producto de una decisión a principios de los setenta tomada en el gimnasio Chico de Hierro, cuando un comerciante llegó a Cartagena buscando entrenadores para la zona de Urabá.

“Se trataba de un hombre que era conocido como ‘el Capi’ Gallo, un comerciante que traía al mercado público de Cartagena plátanos al por mayor. Tenía dos hijos que entrenaban boxeo y él quiso llevarse un entrenador para Urabá que pudiera estar más cerca de sus dos hijos. Le recomendé a Manuel ‘Chencho’ Cardales y Julio Peñalver. Ellos se movían entre Medellín y el Urabá antioqueño y a finales de los setenta comienzan a surgir los primeros boxeadores de esa parte del país. Entre estos Abelardo Parra y José Carmen Bravo fueron varias veces campeones nacionales”, contó Orlando Pineda, hoy entrenador titular de la Liga de Boxeo de Bogotá, en conversación telefónica con este diario.

Luego con los programas consolidados de Indeportes Antioquia se comienzan a dar los primeros frutos. En 1996, para los Juegos Olímpicos de Atlanta, Beibis Mendoza se convierte en el primer urabeño en integrar la Selección Colombia de boxeo en la cita multidisciplinaria más importante del orbe, en la categoría de los mosca. Fue uno de los primeros prospectos que pasó por las manos del entrenador Parra.

A inicios de los años 2000, aparecen otros importantes pegadores aficionados del noroeste antioqueño en eventos nacionales e internacionales como Juan Camilo Novoa, José David Mosquera y Francisco Calderón.

Con el inicio del nuevo milenio, Beibis Mendoza, crédito de Río Cedro, Arboletes, coronó el cetro minimosca de la AMB ante el nicaragüense Rosendo Álvarez en Las Vegas. Al año siguiente, tres exponentes de Urabá integran el colectivo colombiano en el Mundial Juvenil de La Habana (Cuba). Allí despunta Eléider Álvarez, Yeison Palomeque y José David ‘Diablito’ Mosquera.

Antes de Beibis Mendoza ya habían abrazado la gloria mundial a nivel profesional en un ensogado, Rubén Darío ‘Huracán’ Palacios (Pluma de la OMB en 1991 de Puerto Nare), Kermin Guardia (peso mínimo OMB en 1998 de Turbo) e Irene ‘Mambaco’ Pacheco (Mosca de la FIB en 1999 de Turbo).

Boxeadores urabeños en la Selección Colombia, en compañía del entrenador Abelardo Parra Lemus.

Golpes por las balas

Urabá es un punto equidistante entre la costa Caribe y el Chocó.  Además, se mezclan otras razas indígenas con los chocoanos y costeños que se radicaron en la región, y pese a que territorialmente son antioqueños el biotipo de sus habitantes tiene diferencias visibles con el resto de los paisas y muy similares a  sus vecinos costeños del Caribe y del Pacífico. Este fenómeno social la hace una vasta zona fértil para el boxeo.

Arrastrando el peso de la estigmatización mundial, las 18 masacres que tuvieron lugar en el Urabá marcaron de manera directa e indirecta a muchos de estos atletas que vieron la puerta del boxeo como una forma de escapar del dolor y del reclutamiento.

“El día que salí a representar a Antioquia en el primer campeonato juvenil al que fui a Pereira, en 1974, fuerzas oscuras de la región mataron a mi papá. Fue muy doloroso, ahogando la alegría que me había dado ser el primer deportista aficionado de Urabá que se ponía el uniforme antioqueño a una justa nacional. Me sobrepuse al desgarrador dolor con la medalla de bronce (perdió la posibilidad del oro al caer ante Martín Valdez de Bolívar). Parece un contrasentido para mucha gente del común, pero con el boxeo superamos la violencia”, dijo Abelardo Parra, quien después de retirarse y comenzar como adiestrador en Medellín trabajó un buen tiempo con Elvis Álvarez, el primer campeón mundial de boxeo de Antioquia.

“Cuando era boxeador aficionado me preparaba solo para ganarle a Bolívar y Atlántico. Eso ha cambiado en el día de hoy. La masificación que ha hecho Indeportes en la zona urabaense, cubriendo con entrenadores a los principales municipios como Arboletes, Turbo, Apartadó y compitiendo con departamentos vecinos como Córdoba, hacen que salgan muchos pegadores. Boxeador que no compite, no va a crecer. No va a perder el miedo a los golpes”, contó Beibis Mendoza, entrenador de la liga departamental y quien se graduó de tecnólogo en deporte en el Sena y estudia actualmente la licenciatura en Educación Física en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid de Medellín.

El apoyo estatal es clave en todo esto. “Sin ese soporte gubernamental, que incluye incentivos, no tendrían este éxito. La continuidad a los procesos en una tierra de buen material humano y con un excelente entrenador como Abelardo Parra explican por qué son quienes son en el boxeo”, aseguró Estewil Quesada, autor del libro de grandes reportajes del boxeo ’15 Asaltos con la Vida’ publicado en abril de 2011.

Mientras que el también periodista y apoderado del último campeón mundial de boxeo que tuvo Cartagena, Oswaldo Martínez, considera que las bases nutricionales marcan una gran diferencia.

“Mientras en Urabá, zona rica en plátanos, no le dio la espalda al mar, han hecho que la base nutricional de estos deportistas sea mejor que la del resto del país, y fuera de eso, le están imprimiendo mucha disciplina al trabajo. En Cartagena ya el gimnasio se ve casi vacío en comparación a los años ochenta cuando se debía entrenar por turnos. Solo en Soplaviento uno encuentra una escuela sólida con varios púgiles. Si no hay buenos peleadores aficionados, no habrá buenos profesionales. Las bases son la clave para tener éxito en el máximo nivel de este deporte”, comentó.

Entretanto, el expresidente de la Federación Colombiana de Boxeo y actual miembro directivo de la Asociación Mundial de Boxeo, Rodolfo Fortich, no duda que el epicentro del boxeo colombiano esté en Urabá.

“A (Abelardo) Parra hay que condecorarlo. Creo que aún no se le ha hecho un reconocimiento por todo lo que los resultados que desde su conocimiento le ha dado al país. No se le ha dado lo que merece. Han formado combatientes que han sido consistentes en el tiempo, hacen intercambios y han aprovechado el biotipo de esta zona para el pugilismo. No hay dudas de que son el nuevo epicentro del boxeo colombiano”, dijo.

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