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El patinador Álex Cujavante comparte la temporada navideña con su novia antioqueña Daniela Flórez. César Bolívar
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“No escribía cartas enNavidad porque todos sabían que lo mío eran los patines”: Álex Cujavante

El destacado velocista, de 23 años, compartió con EL HERALDO sus vivencias en la temporada de fin de año. A partir de 2019, el corredor volverá a vivir en su tierra natal tras residir en Guarne, Antioquia.

Diecisiete minutos después de la hora acordada, forcejeando con los trancones de una Barranquilla que se angosta en las horas pico, me encuentro en el sexto piso de un apartamento al norte de la ciudad. A mi lado derecho, luciendo una camiseta deportiva y unos esparadrapos en su pierna izquierda, tapando las últimas heridas de guerra del Suramericano de patinaje, se encuentra Álex Cujavante Luna.

La brisa sopla fuerte, las ventanas tiemblan, pero la tranquilidad del velocista de 23 años no se altera. “Ya estaba bueno, mucho patín”, pronuncia mientras divisa el río Magdalena. Diciembre lo apasiona. Está cerca de sus seres queridos y la comida, como el chuzo desgranado, para él “la mejor comida del mundo”, está a la mano. 

Desde el fallecimiento de doña ‘Pachita’ hace más de 10 años no asiste a una novena. Su vecina en el barrio Modelo, su antiguo lugar de residencia, reunía la cuadra para compartir en el último mes del año. Cujavante, campeón del mundo en China, doble medallista en los Juegos Bolivarianos, por nombrar algunos de sus logros, compartió con EL HERALDO cómo vive la Navidad y el Fin de año. 

 

P.

¿Cómo vive Álex Cujavante una Navidad?

R.

Compartiendo con mi familia. Dándole espacio a la gente con la que no tuve tanta comunicación en todo el año. Con papá y mamá, hermanas, primos, tíos. Es el momento de compartir. Si sacamos cuentas solo fue un mes lo que estuve con ellos en el año. También aprovecho para planificar lo que se viene. 

P.

Usted actualmente vive en Guarne, ¿qué tan difícil es pasar una Navidad fuera de su hogar?

R.

Muy difícil. De hecho los últimos tres años siempre me tocó llegar hasta el 23 o 24 de diciembre y devolverme. En esta ocasión vengo de descanso desde el 10 de diciembre y me voy el 3 de enero.

P.

¿Y qué tal es la Navidad en Guarne, Antioquia?

R.

Alegre. Es un pueblito muy bonito. La gente hace sus reuniones y mucha bulla. Es bacano. 

P.

¿Le ha tocado competir en épocas decembrinas?

R.

Sí, claro. Incluso acabo de finalizar el Suramericano (en Medellín). En nuestra planificación tenía que después de los Bolivarianos toda competencia moría. Pero llegó el Suramericano y me tocó correr en época navideña. Ese era mi descanso. Entonces tocó hacer un nuevo esquema. Teníamos un inicio de temporada diferente. Pero bueno, trabajo es trabajo.

P.

¿Molesta eso?

R.

Al principio no es que dé rabia, pero uno de estar tirando tanto patín hay un momento en que uno dice que no quiere más. Después se mete uno en el rol. Esto es compromiso y es trabajo, por ende hay que sacarle el pecho a la cosa. 

P.

¿Cuál fue el primer regalo que recibió en una Navidad?

R.

Fue un par de patines porque boté unos que me habían regalado. Yo tenía unos 10 años si no estoy mal. Tenía unos patines profesionales marca Canaria. Los recuerdo perfectamente. Eran azules con ruedas hyper.

Lo llevé al Patinódromo para un campeonato de escuelas. Antes  de competir buscaba y buscaba los patines. No aparecían y los había dejado en el taxi. Yo lloraba. Me decían que no me iban a comprar más, pero a los cinco días gracias a mis padres tenía unos, casi de las mismas referencias. Ese es el recuerdo latente que tengo. 

P.

¿Y siguió botando patines?

R.

Boté como tres. Esos mismos que me dieron después me los robaron. Fueron tres patines en cinco meses. Era el destino como que diciéndome: sí vas, no vas. Eso me pasó más que todo por inquieto.

P.

¿Escribía cartas en Navidad para pedir regalos?

R.

No escribía cartas en Navidad porque todos sabían que lo mío eran los patines. Mi papá me llevaba cascos, licras, gafas. Yo era feliz con eso. Mi abuela (Rebeca) me regalaba 100 mil pesos por medalla ganada. Al final de año tenía como 600 mil pesos y con eso me compraba mi ropa. Siempre estaba motivado en Navidad. Mi abuela Rebeca Chaljub siempre fue ese gancho para estar esforzándome.

P.

¿Qué deseos tiene para el próximo año?

R.

Pido a la vida que siempre me mantenga con la misma motivación. Que en los momentos duros me haga recordar los detalles que me hacen estar hoy donde estoy. Eso es lo primordial. Pido eso deportivamente. Que Dios siempre me mantenga rodeado de ángeles. Para nadie es un secreto que esto no es fácil y hay que tener una buena  espiritualidad. Pido que mi familia esté siempre bien de salud. Eso es lo esencial. 

P.

¿Natilla o buñuelos?

R.

¡Buñuelos! A mí la natilla nunca me gustó. No sé por qué. En la casa somos más de la comida. Mi mamá (Sandra Luna) hace un arroz de almendra, el pavo. No le metemos tanto dulce a la cosa. 

P.

¿Cuantos kilos sube en diciembre?

R.

Uff. Ya llevo como seis. Anteriormente mi subida de peso era una exageración. Yo peso 63 kilogramos a nivel competitivo, pero mi peso normal es 66. Yo soy un enamorado del chuzo desgranado. Yo le doy duro a eso (risas). Para mí es la mejor comida del mundo y los deditos de La Tiendecita también me encantan.  

P.

¿Y el peso máximo al que llegó?

R.

El año pasado llegué a pesar 73 kilogramos. Estoy comiendo regulado. Ahora mismo estoy 68 y 69 kilogramos. Me mantengo porque en cuatro meses es el selectivo. 

P.

¿Asiste a novenas?

R.

Dejé de ir como hace unos 10 años. La señora ‘Pachita’, una mujer muy hermosa, era la encargada de reunir a la cuadra en el barrio Modelo. Yo no pelaba la novena y el que la pelara no podía jugar. Ella se murió y de ahí ni más. Todo era siempre donde ‘Pachita’. 

P.

¿Qué no puede faltarle a Álex Cujavante en Navidad?

R.

Mi tranquilidad, eso primero que todo. Sentir que estoy descansando. Luego mi familia, mi novia (Daniela Floréz) y la comida (risas). Nojoda es que todo lo que no puedo comer en el año lo hago en diciembre. 

P.

¿Tiene cábalas el 31 de diciembre?

R.

Mi hermana y mi abuela Esther se ponen ropa color amarillo. Sacan la maleta dizque para viajar. Se meten en ese cuento y yo no. Lo que si tengo como tradición a final de año es irme aparte, comerme las  12 uvas, y establecer una conversación con Dios. Es como costumbre hacerla. Siempre tengo que dar gracias por todo lo que pasó. Bueno o malo.

P.

¿Hace obras sociales en esta época?

R.

Siempre le dedico tiempo y trato de hacerlo apenas llegue. Gracias a Dios desde que tenemos la gratitud de tener ese privilegio, lo hacemos. La última vez entregué 200 regalos a niños de patinaje y otros en Soledad. La meta es ir hasta 250 regalos. Creo que será con niños del barrio El Bosque. La última vez, si no estoy mal, fue en un parque. 100 regalos para niños y  otros 100 para niñas.

P.

¿Es de viajar en esta época?

R.

Apenas llego a mi casa, me encierro. Si vamos a  playa, vamos. Un paseo a Cartagena, vamos. Aunque prefiero descansar y darle tiempo a mi familia porque yo paro viajando. 

P.

¿Y cuando viaja qué no puede faltar en su maleta?

R.

Mis audífonos, buena música. Siempre ando con mi portátil. Unos buenos tenis porque me gusta viajar bien ligero. Agua con gas y una sal de frutas. 

P.

¿Qué música escucha?

R.

Me gusta escuchar de todo. Tengo un tema (Álex empieza a cantar)... es de Jesús Adrián Romero y se llama Espérame por la mañana. Es una canción que a mí me tocó. Soy una persona espiritual. Uno siempre se monta en el avión y ve esa inmensidad. Uno cree que lo tiene todo, pero uno no es nada. Dios le dice a uno te doy esto para que lo vivas, lo disfrutes. Luego de que suena esa canción sí se desata el desorden y lo que marque el aleatorio (risas). 

P.

¿Qué ha significado su novia Daniela Flórez (22 años) en su vida?

R.

Una mujer excepcional. Alguien que ha marcado mi vida porque ha sido una persona que aprendió a entenderme. Los viajes, la forma de ser uno, el ser uno muy despegado. Estudia Licenciatura en Educación Física, una carrera afín conmigo y por eso nos la llevamos bien. Su hermana es atleta. Para mi ha sido una persona que he podido decir, es idóneo que esté conmigo. 

P.

¿Es cierto que a partir de 2019 vivirá nuevamente en Barranquilla?

R.

La idea es empezar a mitad de año de 2018, en la Autónoma, la carrera de Ciencias políticas y administración deportiva. Empezarla virtual mientras que me acomodo. Quiero tener mi casa y plantarme en Barranquilla en 2019. Digamos que tenemos un año de transición.

P.

¿Contento?

R.

 ¡Nojoda sí! Me da nostalgia porque Guarne me lo ha dado todo. Una buena novia, encontrarme más con Dios. Tienen una excelente pista y me han tratado fenomenal. Yo vivo en una montaña y se ve todo el pueblo. Cuando estoy allá siento una conexión. Digo que eso es mi campo de concentración y me tomo mi ‘tintico’.  Es un pueblito muy deportivo. Vivo diagonal a Diego Colorado, un gran maratonista, también vive Elkin Serna, atleta paralímpico. 

P.

¿Qué eventos vienen para 2018?

R.

En siete meses tengo que hacer lo que hacía en 12. Primero arranco con el selectivo en abril, luego el Suramericanos en Bolivia, voy a entrenamiento y concentración para ir al Mundial en Holanda, Juegos Centroamericanos y del Caribe, el Interligas y rematamos con dos torneos nacionales que son puntuables para el 2019. También tengo pensado y es un sueño, ir a las Maratones de Berlín y de China.  Pero este año, número uno, sin discusión, Centroamericanos, esa es la flecha de todo, luego Mundial, las maratones y el Interligas.

Álex conserva heridas del último Suramericano. Cesar Bolívar
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