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Así luce actualmente el exciclista nacido en Magdalena, Humberto Gravina. Christian Mercado y archivos
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“Mi primera carrera la gané con una camiseta de fútbol”: Humberto Gravina Therán

Se considera como uno de los más destacados ciclistas que ha dado la Región Caribe. Fue el primer campeón de la Vuelta a la Costa, en 1953 • Además ganó cuatro vueltas al Atlántico (1956, 1957, 1958 y 1959).

Memoria intacta y recuerdos que se le vienen a la velocidad de la luz, tan rápidos como esos pedalazos que lo llevaron a ganar tres Vueltas a la Costa, cuatro Vueltas al Atlántico, dos etapas de la Vuelta a Colombia, entre otras carreras nacionales. A Humberto Gravina, gloria del ciclismo colombiano, no le tocó vivir la época de Fabio Parra, Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez, ‘Lucho’ Herrera o las de Nairo Quintana y Rigoberto Urán. A Gravina, un excelso embalador, le tocaron otros tiempos. Los tiempos del Campionissimo Fausto Coppi, ciclista italiano considerado como uno de los más grandes de todos las épocas, a quien precisamente Gravina presume de haberle ganado, pero en entrenamientos. Algo es algo.

Hoy, con 80 años, dolencias pasajeras que lo aquejan, propias de la edad, Gravina sigue bregando por el ciclismo, con muchas proyecciones, pero con escaso apoyo.

 ¿Qué hay de la vida de Humberto Gravina?

 Hago programas en radio, estoy trabajando con mi Club Fausto Coppi y también tengo mi propia escuela (Humberto Gravina), pero la tengo paralizada porque quiero recuperarme de mi rodilla derecha para estar de lleno en el ciclismo del Atlántico. Necesitamos ruteros, hay velocistas y fui yo quien lo inicié, pero quiero renovar el ciclismo y volver a las épocas de gloria.

¿Cómo inicia en el ciclismo?

Yo primero nadaba, luego comencé a jugar fútbol, hacía parte del Club Deportivo Las Nieves. Era volante por derecha, pero otras veces jugaba de defensa. Eso fue como en 1948 y 1949, pero resulta que yo tenía a mis amigos en el ciclismo, entonces iba con la bicicleta que mi papá me dio a entrenamientos, me colaba y luego, allá al darse cuenta que yo rendía porque no me despegaba de los grandes, me dejaron.

¿Cuál fue su primera victoria?

Corrí una prueba para novatos cerca al estadio Municipal, hoy Romelio Martínez. Recuerdo que me regalaron un ramillete de flores, se alegraron en mi casa cuando lo llevé, tenía como 14 o 15 años. Corrí con la camiseta y los guayos de fútbol porque no tenía. A los guayos tuve que quitarle los taches (risas).

Usted fue el primer ciclista en ganar la Vuelta a la Costa en 1953, ¿qué recuerda de ese momento?

Yo me preparé para ganar. Era joven tenía como 17 años y había ganado el de novatos, así que venía motivado. Esa carrera fue dura, de siete etapas sobre circuitos difíciles.

Después lo vuelve a conseguir dos veces de forma consecutiva...

Sí, a punta de sacrificio. Tenía una bicicleta italiana buena de 10 velocidades. Pero más que eso fue el amor al deporte. Antes se ganaban medallas, trofeos, uno ganaba era por el orgullo, no por el dinero. Ahora el dinero, para muchos de los ciclistas, es lo más relevante.

Su embalaje era explosivo...

Yo era por excelencia un gran embalador, lo que se conoce también como sprinter. Yo sobresalía siempre entre 100 y 200 ciclistas y luego apretaba en la llegada. Tenía una gran capacidad como embalador.

¿Y en la montaña cómo le iba?

A mi me costaba la subida  porque estábamos acostumbrados en la Costa a competir en terreno llano y entonces cuando llegábamos a las etapas de montaña me daba muy duro, pero eso sí, nunca llegué de ultimo (risas).

¿Por qué nunca compitió en un Tour de Francia o en un Giro de Italia?

En esos tiempos los ciclistas colombianos no salíamos. No se iba ni al Tour ni al Giro. Colombia no era tan grande como lo es ahora en el deporte. De un tiempo para acá es que se está saliendo a competir. Yo clasifiqué a la Vuelta a México y resulta que se llevaron fue a otro (risas). Ahora me río de eso, pero a los ciclistas de Barranquilla y la Costa en general los tenían apartados. Las cosas no hay que esconderlas porque en esa época la gente vinculada al ciclismo en el interior eran enemigos de los costeños. Esa es la gran verdad. Por eso se necesitan buenos dirigentes. Si el dirigente es malo, el deportistas será malo.

Uno de los grandes del ciclismo mundial, el italiano Fausto Coppi, estuvo entrenando en Colombia y se sorprendió con su nivel, ¿qué piensa de eso?

 Tengo que decir que Fausto Coppi nunca me ganó en el sprinter (risas). En esa época los campeones mundiales hacían una gira y él se hospedó en el Hotel El Prado, allí hablamos y recuerdo muy bien lo que me dijo: Me gustaría que te fueras conmigo a Italia porque sé que la mayoría de pruebas allá las ganas. Al final no me fui porque el tema de pasaportes era complicado e iba a irme a otro país. Eso fue más o menos en 1958, luego Coppi muere dos años después, con tan solo 40 años.

¿Cuál fue el peor accidente que tuvo en su carrera?

El peor accidente que tuve fue en Medellín, en un campeonato nacional. Iba a una velocidad pura en los 200 metros y uno de los rivales me cerró en un peralte, yo caí, me raspé todo. Luego duré dos días en la clínica, pero seguí el campeonato vendado.

 ¿Qué siente al ser el único ciclista en ganar cuatro Vueltas al Atlántico?

Nojoda, una verraquera (risas). Cuando digo que gané en el año 56, 57, 58 y 59 se sorprenden. Fueron cuatro victorias seguidas. En una etapa recorrían todos los municipios, era toda la mañana dándole pedal y acompañado con el carro del equipo.

¿Cuál es para usted el mejor ciclista que ha visto?

Buena pregunta y difícil a la vez (risas). Son dos, Martín Emilio ‘Coshise’ Rodríguez y Ramón Hoyos Vallejo.

“Como gloria del ciclismo, merezco pensión”

Humberto Gravina en la Vuelta a Colombia, en 1957.

¿Qué piensa de Nairo Quintana?

Es un gran ciclista. Le voy a contar algo. José Beyaert, un exciclista francés y campeón de ruta individual Juegos Olímpicos de 1948, ya fallecido, escribió en 1954 un libro donde decía que en Colombia los mejores ciclistas iban a salir de Boyacá. Y fíjate cómo es la vida que hoy el mejor del país es boyacense.

¿También brilló usted en la Vuelta a Colombia?

Gané dos etapas, pero no una Vuelta. Recuerdo que obtuve el circuito de Cali a Pereira y el de Buga a Cali. Una de esas era una contrarreloj individual de 80 kilómetros. ¡Imagínate, 80 kilómetros de contrarreloj! Eso no es como ahora que son de 30 o 40. Eran competencias duras, con ciclistas franceses, españoles, austriacos.

¿Cómo ve el ciclismo en la Costa?

Uno de los últimos que ha sobresalido es José Serpa, que ahora está en el Tour, pero él no se formó en Colombia. Por eso yo quiero trabajar en coordinación con la Liga de Ciclismo del Atlántico y su presidente Joel Castellón, pero se necesita más apoyo de Indeportes para que tengamos ciclistas de peso. Yo entrené a Jhon William Castillo, uno de los últimos buenos barranquilleros que ha salido, pero no nos basta con uno, hay que sacar más, buscarlos en sus casas porque lastimosamente ya el ciclista no llega a la pista.

¿Ninguno de sus tres hijos siguió sus pasos?

Mi hijo Humberto lo practicaba, él era médico deportólogo, pero falleció en un accidente cuando le faltaban siete días para irse a Francia a especializarse en medicina deportiva.

Usted recibió la Orden de la Democracia ‘Simón Bolívar’ en el grado Cruz Oficial por su carrera, ¿qué piensa de ese logro?

Es un gran reconocimiento, un lindo diploma y una medalla que guardo con amor, pero creo que como gloria del ciclismo, merezco una pensión.
 

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