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El entrenador samario Arturo Reyes, de 53 años, está listo para asumir un reto mayúsculo en Junior. El Heraldo
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Junior, de un 2022 para el olvido a un 2023 con ilusiones renovadas

En el pasado quedó un año donde las tristezas opacaron las pocas alegrías que generó el equipo rojiblanco, que tuvo tres técnicos diferentes, sin que ninguno lograr reconducir el rumbo de un barco a la deriva.

Atrás quedó un 2022 para el olvido en Junior.  Un año donde fueron más las decepciones que las alegrías. Una temporada que se terminó haciendo larga —larguísima— y tediosa, con un final triste, agónico, desesperante. Ni siquiera la presencia de tres técnicos diferentes —Juan Cruz Real, Julio Comesaña y un poco de Arturo Reyes— pudo reconducir el rumbo de un barco a la deriva.

Pocas fueron las sonrisas que sacó este Junior. Quizá una que otra por ahí, que sirvió solo para maquillar una temporada amarga. La goleada 3-0 a Fluminense en el ‘Metro’, el triunfo 3-0 y posterior eliminación a Nacional en la Copa, el regreso del ídolo y goleador Carlos Bacca, la clasificación a la final de Copa, dejando en el camino al Unión Magdalena en una semifinal con un significado especial, y quizá, por ahí, la emoción que generó el paso a los dos cuadrangulares semifinales del año en la Liga, el último —el de este semestre— logrado de forma agónica. Y pare de contar. De resto, caídas, golpes, eliminaciones, lamentos y muchas decepciones.

No se dio con la tecla. Nunca se logró engranar un equipo, porque se daba un paso hacia adelante y dos para atrás. No se encontró la regularidad que se necesita para figurar. Y cuando medianamente se conseguía una mejoría, una estabilidad, por X o Y motivo se volvía a retroceder.

Le pasó a Juan Cruz, que armó un Junior ‘bipolar’, que mostraba una cara optimista en casa y una triste por fuera. Un equipo que en momentos claves bajaba la cabeza —como ante Unión de Santa Fe en la Sudamericana, cuando se jugó la clasificación con todo a su favor y terminó goleado en casa—, pero en otros daba la pelea, como en las series de octavos y cuartos de final en la Copa ante Santa Fe y Atlético Nacional, por mencionar dos recientes.

Y también le sucedió a Julio Comesaña, que trató de arreglar lo que encontró. Por ahí, a los golpes, el colombo-uruguayo parecía lograr su cometido, con la clasificación a la final y enlazando una rachita corta de buenos resultados, pero en el tramo decisivo, cuando llegó el momento de pelear por los títulos, ese ‘castillo de naipes’ se vino abajo solito, sin que nadie detuviera su andar, y que derivó que en plenos cuadragulares se diera por terminado el décimo ciclo de Julio Avelino, protagonizando el equipo otro fiasco mediático que dio de qué hablar a nivel nacional.

Para el 2023, los dirigentes rojiblancos tratarán de darle un nuevo aire al equipo. El proyecto, de entrada, llama la atención, por lo osado. Quieren un equipo, en su mayoría, costeño, con jugadores que sientan la camiseta, que tengan sentido de pertenencia.

En el pasado se hizo y dio resultados, como en el título de 2004 —con una nómina netamente costeña, reforzada con Omar Pérez— y en la era dorada protagonizada hace poco con los Luis Díaz, Teófilo Gutiérrez, Víctor Cantillo, Jarlan Barrera, Rafa Pérez, Gabriel Fuentes, Luis Narváez, James Sánchez y compañía, quienes le dieron —en su mayoría— a Junior dos estrellas y un subtítulo continental, en la Copa Sudamericana.

A eso se le apunta, esta vez de la mano de un técnico también de la casa: Arturo Reyes. El entrenador samario tendrá su segundo ciclo al frente de Junior y en esta oportunidad su apuesta será por la gente de la casa.

Atrás quedaron las contrataciones rimbombantes de jugadores extranjeros —quizá venga uno que otro o quizá ninguno— y del interior del país. Se tomará una base de lo que había en 2022 y se reforzará con gente de la región.

De entrada ya llegó un cordobés como Léider Berrío, un bolivarense como Brayan León, dos cartageneros como Iván Scarpeta —formado en el Barranquilla FC— y Amaury Torralvo, un barranquillero como Carlos Sierra y un jugador con sangre araucana, pero que es un viejo conocido la casa, porque se formó acá, como Vladimir Hernández.

A ese combo, al cual se le unirán, seguramente, más jugadores, los acompañarán otros costeños que ya están en la nómina, como Wálmer Pacheco, Hómer Martínez, César Haydar, Carlos Esparragoza, Omar Albornoz y Carlos Bacca, así como el arquero y capitán Sebastián Viera, de raíces uruguayas, pero que es un ‘barranquillero’ más desde hace años.

Los objetivos están ahí. Como siempre, pelear por las dos estrellas del año. Esa es una obligación en Junior. También está en el horizonte la Copa Sudamericana, donde los rojiblancos partirán desde la fase previa, enfrentando al Deportes Tolima en partido único, el cual se disputará en el estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué. El ganador irá a la fase de grupos. De llegar allá, el mismo camino irá marcando los deberes. También está la Copa Colombia, que da un cupo a la Copa Libertadores y eso la hace atractiva.

‘Año nuevo, vida nueva, más alegres los días serán…’, esa se espera que sea la consigna de Junior en este 2023.

Carlos Bacca, que liderará el ‘combo de costeño’ en Junior, abraza al DT Reyes. El Helardo
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