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Y otra vez David Ospina se viste de héroe para darle una alegría inmensa al país. El arquero antioqueño frenó ayer dos cobros desde el punto penal —a José María Giménez y Matías Viña— y terminó dándole el último empujón a Colombia para clasificarse a las semifinales de la Copa América de Brasil, dejando en el camino a la Uruguay de Luis Suárez, Édinson Cavani y compañía.

Celebró la Amarilla, que realizó su mejor presentación en esta Copa en el momento que más se necesitaba sacar la casta. Porque en el partido de ayer no solo estaba en juego la clasificación, sino que era la primera prueba de fuego de esta Selección bajo la batuta de Reinaldo Rueda.

El orientador vallecaucano supo paliar las ausencias de Juan Guillermo Cuadrado —por sanción— y Mateus Uribe —por lesión— y Colombia le plantó cara a la Celeste con carácter y personalidad. Peleando cada pelota como si fuera una final. Y es que para eliminar a Uruguay no hay otra fórmula distinta que sirva que dejar literalmente la vida en el campo.