Se desahogó. En medio de varios periodistas que recogían las típicas reacciones de la gente, luego de la victoria de Junior 2-1 sobre Atlético Bucaramanga, el domingo pasado en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, un aficionado rojiblanco, con cara de fastidio e inconformismo se acercó a uno de los micrófonos a expresar su opinión sobre lo vivido antes y durante el partido de la séptima fecha de la Liga II.
No se identificó, pero sí se descargó. No sobre los tres penales que el árbitro José Ortiz le sancionó a Junior, tampoco de Leonel Álvarez y sus interminables reclamos, mucho menos de Altafulla y la reina del Carnaval, Michelle Char Fernández. Claro y directo, el hombre con gorra de los Cardenales de San Luis señaló uno a uno los problemas que él y muchos hinchas padecieron para asistir y ver el compromiso futbolero.
“Loco, yo veo a la prensa de aquí y en todos lados: ¿por qué la gente no viene al estadio? ¡La experiencia es mala desde la entrada hasta la salida! Primero, los parqueaderos se llenan dos horas antes. A mí me tocó dejar el carro tirado en la circunvalar. Perdonen la expresión, pero la cantidad de ‘chirretes’ bloqueando la entrada pidiéndote plata. Después, la aplicación (de la boletería) no prende y dejaron ‘volar’ a todo el mundo sin boletas. Y después dejan meter una barra de gamines de Bucaramanga, con puñaletas, en occidental. Las mamás tuvieron que salir corriendo con los niños cargados. Loco, ¿tú crees que una mamá que haya traído hoy a su niño al estadio regresa?”, se preguntó indignado el fanático.
“Este mensaje va para el departamento de mercadeo de Junior y para don Fuad (Char): hagan mercadeo basado en la experiencia de la familia. Si tú no haces un paseo familiar, solamente vamos a venir los que nos encanta mucho el fútbol, que somos muy masoquistas. Dejen de romperse la cabeza pensando por qué no viene la gente al fútbol. La gente no viene al fútbol porque la experiencia es mala. Junior ganó, y salimos aburridos”, concluyó el contundente opinante.
El video emitido por la cuenta en X @camerinojunior, tiene más de 156 mil visualizaciones y mucha aceptación entre la hinchada rojiblanca.
Las palabras del aficionado sobre la experiencia que se vive en el estadio cuando acude mucha gente, son reales. El domingo, en el partido con más demanda de boletería en lo que va del año, se desnudaron una vez más el montón de falencias logísticas, de comodidad y acceso que alejan a la gente del ‘Metro’.
Para empezar W Arena, el actual operador de la boletería de Junior (reemplazó a Tuboleta, por decisión de la directiva rojiblanca buscando mejoría), tuvo averías en su plataforma y los aficionados que recibían las entradas digitales en la aplicación no podían visualizarlas.
Algunos ni siquiera conseguían abrir la aplicación. Su funcionabilidad era lenta y pesada. Por eso en los diferentes accesos al estadio, para evitar el represamiento que se estaba presentando, se decidió dejar las puertas abiertas y libre acceso. En un momento no era necesario mostrar las boletas. Muchísimas personas accedieron así.
Pero ese no fue el único inconveniente en la llegada al coloso de la Ciudadela. El caos vehicular en la circunvalar, a la altura de Alameda del Río (por el atenuante del intercambiador vial que se está construyendo), y en cercanías al escenario, sobre todo en la oreja del puente de Murillo, era infernal y desesperante.
La gente, en su afán de avanzar y con evidente falta de civismo, empezó a improvisar atajos por las zonas verdes de la oreja y empeoraron aún más la situación. Al llegar a la calle que conduce hacia al parqueadero externo del estadio los fanáticos se encontraban con un monumental trancón porque el parqueadero ya estaba repleto y cerrado. No se podía transitar.
El embotellamiento retrasó la llegada de muchos hinchas, que se vieron en la necesidad de estacionar sus vehículos en cualquier parte, incrementando aún más el desorden.

Las rutas de acceso al ‘Metro’ no fluyen de buena forma cuando hay un partido importante. Hace falta una mejor organización y logística para hacer menos tortuoso el arribo al recinto futbolero. Y los cupos en el parqueadero de occidental son insuficientes. Y no hay alternativas de estacionamiento formal distintas a esa.
Ya adentro del estadio, lamentablemente surgieron los vándalos que se introducen en las barras e hicieron de las suyas con sus pares de Bucaramanga que se infiltraron en la gradería de occidental alta.
Estaba prohibido el ingreso de barras del ‘Leopardo’, pero algunos jóvenes se camuflaron en occidental, y al ser descubiertos por un grupo de violentos vestidos de rojiblanco, fueron agredidos y perseguidos en medio de hinchas inocentes, entre quienes se encontraban muchísimos niños por la promoción de Junior de dejar entrar gratis a los pequeños acompañados de un adulto con boleta y responsable de su cuidado.
La Policía tuvo que intervenir para evitar que las agresiones fuesen más graves. Había un hincha del Bucaramanga ensangrentado. Uno se salvó de ser golpeado al refugiarse en un palco de periodistas y por la intervención de los seguidores rojiblancos que frenaron a los violentos.

Ya cuando Bucaramanga ganaba 1-0, los barristas bumangueses se hicieron notar y empezaron a saltar y cantar en la parte suroccidental del estadio. De inmediato, hinchas de Junior ubicados en la tribuna de sur, trataron de volarse la malla de separación para agredirlos. Otros llegaron corriendo desde norte a armar la gresca. Alcanzaron a lanzarse objetos y a sacar armas blancas, pero la llegada de algunos integrantes de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO, el reemplazo del Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD), calmó los ánimos.
Los hinchas visitantes fueron sacados del estadio y varios de ellos fueron atacados al salir en el parqueadero de occidental.
Toda esa situación provocó la huida despavorida de muchos padres con sus pequeños rojiblancos. Algunos subieron y entraron a los palcos para evitar quedar envueltos en una estampida o en uno de los enfrentamientos.
Lamentable situación la vivida antes, durante el juego y después del juego, porque después la pesadilla es procurar salir del parqueadero y del estadio con una indomable vorágine de autos.
Seis heridos y un detenido
La Policía Metropolitana de Barranquilla confirmó que en los hechos de violencia registrados en las tribunas y en las afueras del estadio Metropolitano se presentaron seis heridos y un detenido.
Tres seguidores del equipo Atlético Bucaramanga resultaron lesionados con arma blanca, y tres policías sufrieron lesiones ocasionadas con elementos contundentes en medio de las acciones de control.
Fue herido el subintendente Miguel Ángel Oyola Lizcano, de 34 años, con dos heridas en la cabeza; la auxiliar Valentina Epalza García, de 20 años, con golpes en el pecho, y la auxiliar Anny Paola Jaraba Barrios, de 22 años, con golpes en el cuerpo por una caída en las escaleras de la tribuna occidental.
Todos los uniformados fueron trasladados a la Clínica Regional de la Policía, localizada en el municipio de Soledad.
“La Policía Nacional rechaza de manera categórica este tipo de comportamientos que ponen en riesgo la vida e integridad de los asistentes, y recuerda que no se justifica por ningún motivo que por portar una camiseta de un equipo de fútbol, se generen hechos violentos que atenten contra la convivencia pacífica”, dijo el brigadier general Edwin Masleider Urrego Pedraza, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla.
La autoridad policiva confirmó que en el operativo se logró la captura de un individuo, quien fue dejado a disposición de la Fiscalía General de la Nación por el delito de violencia contra servidor público.