No importaba que careciera de implementos ideales. Nada frenaba las ganas de jugar béisbol a Ángel Mauricio Polo Ruiz. A falta de un bate, bueno era un palo de escoba; a falta de una pelota original de 108 costuras, se lanzaba la que él mismo había creado con un trapo y cinco bolsas plásticas. ¿Quién necesitaba manilla?... ¡A mano limpia! Nada de spikes, a pie descalzo. Lo único imposible era reprimir su pasión por este deporte.
Para decirlo en términos beisboleros, Ángel Mauricio nació con ‘dos outs y dos strikes’. Nunca la ha tenido fácil, pero no se ha dejado ‘ponchar’ por la vida y con la ayuda de su familia espera ‘sacarla del estadio’.
Ya ‘bateó de hit’ el pasado viernes 15 de enero al firmar con los Gigantes de San Francisco y convertirse en el primer repelonero que se vincula al proceso formativo de una organización de Grandes Ligas. El receptor de 17 años de edad (nació el 18 de noviembre de 2003) viajará próximamente a República Dominicana para comenzar a recorrer el exigente sendero hacia la Gran Carpa.
En esa tierra caribeña los equipos de Las Mayores tienen sus granjas de prospectos y ahí deben empezar a evolucionar en su juego y demostrar si pueden dar el salto a Estados Unidos y estar más cerca de élite peloteril.
'Siempre, desde niño, tuve ese pensamiento de firmar con una organización. Trabajé con amor por una oportunidad y soy merecedor de esta que me están dando', afirma Ángel, que tiene aspiraciones enormes.
'¡Claro que voy a llegar! Mi meta es Grandes Ligas. Quiero llegar y demostrar todo mi talento, llegar al Salón de Fama', afirma repleto de optimismo.