El austriaco Dominic Thiem se consagró campeón del US Open, al vencer en la final al Alexander Zverev por parciales por 2-6 4-6 6-4 6-3 7-6 (6).
Hubo de todo en la final de este domingo. Nervios, coraje, ilusión, entrega y, por supuesto, gran tenis.
Zverev, concentrado, aprovechó la tibieza de Thiem, que se mostró lento de ideas, incapaz de contrarrestar la agresividad de su rival y con unos golpes faltos de chispa.
La variante táctica empleada por el alemán subiendo con recurrencia a la red, apoyándose sobre todo en un saque con mucho efecto liftado en el lado de la ventaja, fue un completo martirio para Thiem, que perdió el segundo set y veía cómo el título parecía irse de las manos.
Pero resurgió de las cenizas para remontar una final histórica. El austriaco perseveró en su intento por subir la intensidad de piernas, aprovechó ciertas dudas de Sascha y se metió en el partido, quedándose con el tercer y cuarto set.
Su drive adquiría más potencia, lograba invertirse en la pista para dominar y no para ir a remolque.
El partido se fue a una quinta manga que parecía la crónica de una muerte anunciada para el alemán.
Se vivieron los mejores momentos del encuentro en los siguientes juegos, con una lucha apasionante de poder a poder.
Thiem metió bolas, no perdió intensidad y se aferró al encuentro como un gran campeón. Pero Sascha demostró su enorme presente y brillante futuro, agarrándose a la pista y llevando el partido al tiebreak final.
El punto clave fue el decimotercero, en el cual Thiem logró un miniquiebre, sirvió para el título y lo concretó, convirtiendo un 0-2 en un 3-2 con parciales 2-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6.




















