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El humo azul y blanco tapa el soleado cielo de la mañana en La Plata, las bombas de estruendo suenan por cientas detrás de una de las gradas y la multitud ruge como si fuese una final.

Nada indica que se trata del recibimiento para un equipo que marcha último en la Superliga argentina de primera división con un punto en seis fechas, que hace 216 minutos que no mete goles y que no gana desde abril.

'Hay que seguir trabajando. Después del partido hablamos con el cuerpo técnico y el presidente y coincidimos: no hay un paso atrás, hay que seguir metiendo' arengó Maradona, a pesar de la derrota 2-1 ante Racing en el estadio del ‘Bosque’.

Los primeros minutos, Maradona los vivió tranquilo, mientras su ayudante Sebastián Méndez se mostraba más enérgico.

Con poco, Gimnasia jugaba mejor que Racing, pero el campeón aprovechó un error de Martín Arias y se puso en ventaja.

El esperado grito llega por fin en el inicio del segundo parcial. El número 10 Matías García hizo explotar de euforia a Maradona con un cabezazo goleador. El técnico se abrazó con sus colaboradores y siguió su particular romance con los hinchas, gritando el tanto y agitando los brazos con los aficionados que tenía a sus espaldas.

Pero la alegría fue efímera. Dos minutos más tarde, Racing se volvió a adelantar. 'No terminamos de gritar el empate que ya estábamos 2-1. El fútbol tiene esas cosas', se lamentó.

Diego se hundió en su banco, aunque luego se paró para vivir lo que restaba del partido de pie, alentando.

'Me quedó la amargura de no poder empatar el partido en la oportunidad que tuvimos en el final. Estaba esperando que la red se moviera, pero salió por arriba'.

Maradona se fue triste, pero con la ilusión intacta de levantar a su Gimnasia.