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'La gente me reconoce por los jugadores que han triunfado en el profesionalismo, pero no saben todos los que me han devuelto': Agustín Garizábalo, veedor del Deportivo Cali.

No es fácil la labor de los cazatalentos deportivos en el país. En sus manos tienen la difícil misión no solo de encontrar, entre muchos, a ese atleta diferente, que sobresale por encima del resto, sino también la dura labor de acompañarlos para que finalmente logren explotar todas sus habilidades hasta llegar al profesionalismo, que es la meta final.

Colombia, un país lleno de talento, cuenta con veedores en todas sus disciplinas. Personas que han dedicado gran parte de su vida a pulir y perfeccionar el ojo para encontrar, 'hasta debajo de las piedras', a ese futbolista, boxeador, beisbolista, tenista o atleta —por mencionar algunos deportes— que en un futuro se dedique profesionalmente a desarrollar esa habilidad innata que le brinda la vida. Eso sí, no todos llegan.

'Es difícil, pero más que difícil, es una habilidad que no la tiene todo el mundo. Hay cazatalentos que son capaces de ver, porque tienen la experiencia, quiénes son las personas que tienen las habilidades para desarrollar un talento. Habilidades físicas y motrices y habilidades mentales. Si eso está asociado a que es una persona hábil y tiene condiciones técnicas, entonces es un talento. Esta es una tarea que la pueden hacer únicamente las personas que son conocedoras del tema', manifiesta Antonio Cordonnier, director técnico de la Liga de Tenis del Atlántico, quien lleva 30 años dedicados a formar, forjar e impulsar talentos en el deporte blanco, tanto en Argentina, su país natal, como en Colombia, donde reside desde hace 15 años.

'El tenis no lo juega mucha gente acá. En España o en Francia lo juegan un millón y medio de personas y aquí, en Colombia, probablemente 70 mil. Yo digo, medio en broma y medio en serio, que en Barranquilla probablemente exista una persona con las condiciones de Rafael Nadal, pero en España lo encontraron porque hay mucha cantidad de gente que juega al tenis. En Barranquilla esa persona de pronto esté bailando hoy en una comparsa, porque el Carnaval llega al mundo y más personas acá lo bailan', cuenta el argentino entre risas Cordonnier, que se enorgullece haberle dado una mano a raquetas como Carlos Berlocq, Leonel Videla, Juan Sebastián Mariño y las mellas Pérez.

El cazatalento no se puede dar el lujo de descansar. En un mundo globalizado, donde la competencia está a la orden del día, el pretender que esa estrella llegue a tus manos por obra y gracia del espíritu santo, es equivocado. Absolutamente todos se mueven en los diferentes torneos locales, regionales y nacionales de las diferentes disciplinas para ver a ese niño que muestre condiciones extraordinarias distintas al resto.

'Parto de un principio clave: yo no busco, sino que encuentro. Pero para eso, el secreto es estar ahí. Asisto a los torneos infantiles, me voy todas las semanas santas para Sincelejo, asisto al Asefal, a la Caribe Champions, a los torneos de las Américas, trato de estar en los campeonatos de selecciones. No me quedo quieto', cuenta Agustín Garizábalo, veedor de fútbol del Deportivo Cali en nuestra región, quien, además, asegura que en su estilo particular el acompañamiento es un aspecto clave y algo que lo identifica en su trabajo.

'Yo hablo con los papas, les digo que vamos a acompañar el proceso, que vamos a ir paso a paso, sin dejar nada suelto. Yo no solo miro, sino que intervengo en el jugador, en la familia, en el entrenador, para que cuando el jugador llegue al Deportivo Cali tenga muchas más posibilidades de adaptarse. Ya hoy no es suficiente con descubrir al jugador. Hay que hacer todo el proceso de manera ordenada, responsable y precisa', manifiesta Garizábalo, quien ha llevado 22 jugadores al profesionalismo.

Este soledeño, de 58 años, deja claro que el estar trabajando para una institución como el Deportivo Cali, que prioriza las divisiones menores, le da una mano importante en su labor. 'En nuestra cultura occidental no triunfan los más talentosos sino los más poderosos. Puede que tengas mucho talento, pero si no estás aliado con un ente poderoso no pasa nada. En el Cali he encontrado esa empatía y ese respaldo para realizar mi trabajo con tranquilidad. El jugador llega allá, ve de manera presencial lo que le brindan, unas buenas instalaciones, excelente alimentación, camas cómodas, una gran atención, mucha competencia, y entonces la tira toda para quedarse y hacer parte del equipo', asegura.

Garizábalo asegura que una de sus apuestas más grandes llegó, pero no alcanzó una gran figuración. Y confesó que no imaginó que Alexis Pérez llegara tan lejos en el fútbol.

'Anthony Tapia tenía unas condiciones extraordinarias. Llegó, pero el hombre estaba pensando en gozársela y no se afianzó. Esperaba muchísimo más de él. Tenía una pegada espectacular, era una especie de Jairo Arboleda, talentoso, fino, de buena talla, pero no… se quedó en el futbolito de barrio. Alcanzó a estar en varios equipos, pero no tuvo gran figuración', dice.

'En cambio con Alexis Pérez, que es casi como un hijo mío, sabía que jugaba bien, pero no me imaginé que iba a terminar jugando en Junior, en España, en México y en la Selección Colombia sub-23. Él tenía muchas desventajas físicas, no era muy alto, no era rápido, corría mal, pero eso sí, era muy disciplinado. Cuando fue al Cali se pulió y luego me sorprendí de ver lo que hizo en Junior. Yo siempre le decía que iba a terminar en la parte administrativa del fútbol y míralo. Sin duda es el jugador que más me ha sorprendido'.

Dos realidades

En el boxeo la labor es mucho más ardua, teniendo en cuenta que el apoyo económico no es el mismo. El entrenador Miguel Ángel ‘El Ñato’ Guzmán cuenta, desde su experiencia, las dificultades que ha tenido que superar para llevar al profesionalismo a varios de sus pugilistas, entre los que se encuentran Likar Ramos, Breidis Prescott, Leonardo ‘La Joya’ Carrillo, Eduar Marriaga y Alex Therán, entre otros.

'El boxeo no es como el fútbol, aquí cuando van a pelear uno tiene que darles todo. Muchos arrancan bien y se van quedando en el camino por la falta de apoyo. Lo otro es que ya, desde temprana edad, tienen hijos y la vida les cambia. Todo lo hacen por dinero, no por la gloria. Con esa mentalidad se quedan en el camino. Eso es lo que más lo frustra a uno', asegura.

‘El Ñato’ cuenta que a sus manos llegan jóvenes que los traen sus padres porque están cansados de verlos pelear en las calles. 'A mi gimnasio vienen los papás diciendo: ‘mi hijo se para dando ‘muñeca’ en las calles, mira para ver si se puede explotar ese talento', cuenta entre risas, eso sí, dejando claro que no todo el que sabe darse puños en las esquinas tiene potencial para luego hacerlo en un ring.

'Una vez un amigo me dijo que el hijo, que tenía 15 años, peleaba mucho en el barrio. Me lo llevó y a los 20 días lo puse a hace sparring. El pelao empezó a pelear y de repente, luego de recibir varios golpes, le dio miedo y se bajó. Le dije: ‘tú peleas en la calle, pero aquí es otra cosa’. El papá después me dijo: ‘qué le hiciste a mi hijo que ya no quiere pelear ni en el barrio’ (risas)... Montarse en un cuadrilátero no es para todo el mundo', cuenta.

Daniel Mavárez, scout para toda el área de Colombia de los Gigantes de San Francisco, sí reconoce que su labor se ha hecho mucho más fácil con el paso de los años.

'Antes había que andar de pueblo en pueblo buscando hasta debajo de las piedras, pero ya Colombia entró en la era de que hay agentes de jugadores y academias que preparan muchachos para mostrarlos a nosotros los scouts. La verdad he sentido que mi trabajo ha sido fructífero. He firmado 20 jugadores y todos han sido muchachos que han cabalgado y han logrado llegar al profesionalismo', afirma Mavárez, quien se enorgullece del crecimiento y protagonismo que ha tomado el béisbol en nuestro país.

'Esto ha ido caminando. Este año hemos tenido la posibilidad de ver seis colombianos en Grandes Ligas. Pero no solo esa es la medición. En los últimos cinco años se han firmado 180 peloteros, aproximadamente. Un dato no menor que nos llena de orgullo a los que nos gusta la pelota caliente', concluyó.

'Yo no soy sino por ellos, que no son sino por mí': Pier Paolo Pasolini, escritor, poeta y director de Cine italiano. Una frase que encaja perfecta en la labor de todos los cazatalentos, que se deben a esos deportistas que llegan y terminan engrandeciendo su trabajo, pero que a la vez son uno de los pilares fundamentales en el camino de cada uno de ellos para llegar a la ansiada meta: el profesionalismo.