En la madrugada del 26 de octubre de 1985, exactamente cuando el reloj marcaba la 1:20 a. m. el Doc. Emmet Brown envió al futuro por primera vez a Einstein, su perro. Allí, en el parqueadero del Twin Pines Mall, acompañado de su fiel secuaz, Marty McFly, empezaba una de las grandes aventuras del séptimo arte, que hoy 40 años después seguimos admirando, visionando, analizando y, por supuesto, disfrutando.
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Se trata nada más y nada menos que Volver al futuro, la obra maestra del director Robert Zemeckis e inmortalizada con las actuaciones de Michael J. Fox y Christopher Lloyd, que se estrenó por primera vez el 3 de julio de 1985, hace cuatro décadas, siendo el inicio de una de las trilogías más increíbles del cine hollywoodense.
El adolescente promedio que viaja accidentalmente al pasado y debe corregir el curso de su propia existencia para no desaparecer del futuro, es hoy una de las premisas más entrañables de la cultura pop.
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Un viaje a la memoria
“Marty McFly ve a sus padres a los 17 años y aprende cosas de ellos que jamás habría imaginado”, explicó el director Robert Zemeckis durante la producción. Y esa es, quizás, la fuerza central de la película: la idea de viajar al pasado no para cambiar la historia universal, sino para transformar la propia, reconectar con el origen, y redescubrir a quienes nos dieron la vida.
Esa premisa sencilla, pero profundamente humana, es la que Jerónimo Rivera, doctor en comunicación y miembro votante de los Globos de Oro, considera clave para que Volver al futuro se haya convertido en un clásico. “Utilizar la premisa de los viajes en el tiempo fue algo muy atractivo, y sobre todo cuando se conecta con una trama familiar (…) conocer a nuestros padres de jóvenes y transformar nuestra historia, eso es muy poderoso”.
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El poder del entretenimiento
La película, producida por Steven Spielberg, destaca también por su combinación única de géneros. Ciencia ficción, comedia, drama adolescente y aventura se entremezclan sin tropiezos.
“Es una mezcla perfecta que es muy difícil de lograr”, señala el realizador y docente Álvaro Serje. “Uno se sienta y ve cómo va fluyendo con estos personajes en medio de todos esos géneros y emociones, y es imposible no conectarse”.
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Más allá del género, Volver al futuro logró una estética visual llamativa que contrastó dos épocas: los años 50 y los 80. El diseño de producción transformó un sector del backlot (estudio de grabación) de Universal Studios en una plaza de pueblo con tiendas y autos de época. Luego, el mismo espacio fue degradado visualmente para reflejar el deterioro urbano de 1985. “El cambio es el mismo que han vivido muchos pueblos pequeños: la decadencia del centro frente al auge suburbano”, explicó en su momento el diseñador Larry Paull.
Una dupla inolvidable
Pero si hay algo que hizo entrañable la película fue la química entre Michael J. Fox y Christopher Lloyd. La dupla Marty–Doc Brown pasó a ser una de las más icónicas del cine. “Creo que son dos íconos de la historia del cine. Michael J. Fox generaba mucha identificación porque no era el chico más brillante ni el más hermoso, sino alguien como cualquiera”, comenta Rivera. Sobre Lloyd, añade: “Un personaje fascinante, por lo excéntrico, su gran inteligencia y lo que lograba. Ambos se convirtieron en referentes muy importantes”.
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Álvaro Serje coincide: “Ellos dos son el eje de la película. La química entre ellos hace que funcione tan bien y que se le recuerde con tanto cariño. Es uno de los grandes duetos del cine norteamericano”.
Cabe recordar que Fox grabó la película en las noches, mientras filmaba durante el día la serie Family Ties, en la que ya era un fenómeno televisivo. Zemeckis confesó que fue su primera opción para el papel y Spielberg lo respaldó: “Tiene un fabuloso sentido del humor. Es un joven esperando romper en el cine. Esta fue su oportunidad”.
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La magia detrás de la ciencia
Aunque no se basa en teorías científicas complejas, Volver al futuro ayudó a popularizar la idea del viaje temporal como recurso narrativo. El “flux capacitor” y las 88 millas por hora (140 km) son ahora parte del léxico geek. “A pesar de que no tiene un sustento científico claro, ha sido fundamental para las reflexiones sobre los viajes en el tiempo”, dice Rivera, quien destaca que inspiró series como Rick y Morty, nacida del arquetipo Doc–Marty.
La construcción del DeLorean fue una odisea aparte. Zemeckis y Gale querían que la máquina del tiempo tuviera movilidad y un aspecto casero. En algún punto pensaron en ponerla dentro de una nevera, pero desistieron por temor a que los niños imitaran el ejemplo. Finalmente, con ayuda de artistas como Ron Cobb y Andy Probert, y con el equipo de efectos especiales de Kevin Pike, el automóvil fue equipado con jets de fuego, bobinas, reactores y el inolvidable condensador de flujo.
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La banda sonora, un clásico del cine
La banda sonora también dejó huella. Huey Lewis and the News compuso dos temas: The Power of Love, usado en los créditos iniciales, y Back in Time, que acompaña el cierre.
La escena donde Marty toca Johnny B. Goode en el baile del instituto, y su guiño a Chuck Berry, fue un momento inolvidable que también jugó con la paradoja temporal: ¿quién inventó realmente el rock and roll?