Cuando Sara Milena se graduó de bachiller, estudiar para convertirse en ingeniera de datos e inteligencia artificial significaba empacar maletas hacia Bogotá. Hoy cursa segundo semestre de esta carrera en la Universidad Simón Bolívar y no cambiaría su decisión. “Aquí me siento parte de algo que está creciendo, que tiene que ver con mi región y su futuro”, cuenta.
Al igual que Sara, cientos de jóvenes están redescubriendo las oportunidades que existen para formarse como profesionales en el Caribe colombiano. La idea de que la educación de calidad está solo en el centro del país es cosa del pasado porque Barranquilla se ha convertido en un polo académico, tecnológico y cultural que atrae a estudiantes de otras latitudes.
En las últimas dos décadas, Barranquilla ha pasado de ser solo una ciudad portuaria a un punto de innovación y emprendimiento. Por su ubicación estratégica, conectividad y una agenda de transformación urbana, la capital del Atlántico es un territorio donde se estudia, emprende y construyen iniciativas sin desconectarse del entorno. “Estudiar en el Caribe es proyectarse, una decisión supremamente acorde a las oportunidades que tenemos”, comenta el rector de Unisimón, José Consuegra Bolívar.
El contexto económico y cultural de la región hace que estudiar en ella tenga un valor distinto: se aprende en contacto directo con los desafíos reales. “El Caribe colombiano necesita profesionales que se formen aquí y eso es lo que promovemos desde nuestra universidad”, agrega Consuegra.
Aprendizaje e innovación con propósito
Desde 1972, la propuesta educativa de Unisimón ha mantenido su sello incluyente, innovador y científico con sentido regional. Por eso ha presentado nuevos programas académicos que responden a las necesidades actuales y las previsiones del mercado. Entre ellos, los pregrados en Ingeniería de Datos e Inteligencia Artificial, Diseño de Modas y la Maestría en Inteligencia Artificial, la primera en modalidad virtual de la región.
Esos programas se suman a una amplia oferta en las facultades de Ciencias de la Salud, Administración y Negocios, Ingenierías, Ciencias Jurídicas y Sociales, y Ciencias Básicas y Biomédicas. La opción posgradual más reciente es la Maestría en Finanzas Digitales, más que pertinente frente a un sistema financiero nacional que registra más de 20 mil millones de transacciones monetarias y no monetarias, más de la mitad a través de canales no presenciales.
“Me gusta que aprendemos teoría y participamos en proyectos reales”, dice María Alejandra Pallares, estudiante de Ingeniería Biomédica. “Tenemos laboratorios con tecnología de punta donde investigamos, diseñamos y colaboramos con empresas consolidadas”.
Si hay un lugar que refleja nuevas propuestas académicas y científicas es el Distrito de Conocimiento e Innovación, Eureka, el primero de su tipo en la región: un complejo moderno de laboratorios, zonas creativas y salas magistrales, además de símbolo de nuevas maneras de aprendizaje. Allí funcionan los centros de investigación CICV, en ciencias de la vida; MacondoLab, enfocado al crecimiento y desarrollo de empresas; AudacIA, dedicado a la inteligencia artificial y robótica; el CIISO José Consuegra Higgins, centrado en la investigación social, y Adaptia, que trabaja temas de cambio climático y biodiversidad. Son más de 3.400 metros cuadrados donde estudiantes, investigadores y empresarios cocrean proyectos que llegan al territorio.
“Eureka no es solo un edificio, es un ecosistema de Investigación, desarrollo tecnológico e innovación”, explica Luis Ortiz Ospino, vicerrector de Investigación, Extensión e Innovación. “Queremos que los jóvenes tengan las mismas oportunidades de investigación y desarrollo que cualquier estudiante en el país o fuera de él”.
Uno de los sellos distintivos de Unisimón es su conexión con la realidad social del Caribe. Desde sus centros de investigación, la universidad impulsa proyectos que van desde la prevención de enfermedades transmitidas por vectores hasta la creación de soluciones para mitigar los efectos de la crisis climática. También lidera iniciativas en alianza con organismos internacionales como la OEA, ONU Mujeres y el IDRC de Canadá, en temas de nuevas tecnologías, género y migración científica.
“Formar en el Caribe es formar con contexto”, destaca Ortiz. “Nuestros egresados no solo tienen títulos; tienen una comprensión profunda de sus entornos y eso los hace valiosos dentro y fuera del país”.
Mirar al futuro desde el Caribe
La institución ha logrado combinar su acreditación de alta calidad con la innovación educativa y la sostenibilidad en un campus que refleja los avances de la ciudad: seis sedes que abarcan un núcleo urbano de cinco manzanas del barrio El Prado, donde confluyen 38 edificaciones, espacios verdes, laboratorios, zonas de bienestar, arte y tecnología.
Para los estudiantes, eso se traduce en oportunidades reales con participación en programas regionales y posibilidades de movilidad internacional. “Estudiar aquí me permitió vincularme a una iniciativa ambiental en el Ecoparque Mallorquín”, cuenta Paula Chapuel Aguillón, egresada del programa de Microbiología y joven investigadora del centro Adaptia. “Nunca pensé que desde una universidad pudiera aportar de manera tan directa a la ciudad”.
El mensaje a quienes están por elegir universidad es claro: el Caribe tiene un modelo educativo y productivo con universidades que están en el centro de este cambio. Y hacerlo en Unisimón permite formarse en una institución acreditada en alta calidad, con centros de investigación de excelencia y una visión comprometida con el desarrollo humano y tecnológico del Caribe colombiano.
“Creer en el Caribe es creer en nosotros”, concluye Sonia Falla Barrantes, vicerrectora Académica. “Y cada estudiante que decide quedarse y formarse aquí es parte de esa transformación”.
Desde 1972, la propuesta educativa de Unisimón ha mantenido su sello incluyente, innovador y científico con sentido regional. Por eso ha presentado nuevos programas académicos que responden a las necesidades actuales y las previsiones del mercado.

















