
Meditar y rezar
Se cree que el rezo en Semana Santa tiene efectos muy poderosos, sobre todo si es con verdadera fe, y más si se trata de una petición de grupo, ya sea familiar o de cualquier otro orden, todos a una rezando con el mismo propósito.
En medio de tan intolerante y hasta agresiva polarización que ha generado la campaña presidencial, cae bien el paréntesis que nos brinda ésta época que, si bien es corta, sirve para meditar y rezar, que buena falta que le hace al país. No cedamos al impulso de convertirla únicamente en descanso para descansados, viaje para viajados, fiesta para festejados o, peor, espacio para desadaptados preparar nuevos y letales ataques, pues de lo que se trata es de recibir y entender las enseñanzas de la Cena, la Pasión, y la Resurrección. Porque hay que ir al fondo de la cosa, cual es que estos días de asueto se originan en una sagrada conmemoración de los pilares de nuestra liturgia católica. O sea, es una fiesta, y por ello estos días son de fiesta.
Hoy es Jueves Santo, fecha memorable. Se conmemoran en Semana Santa varios aconteceres religiosos: “Haced esto en conmemoración mía”, recibir el cuerpo y la sangre de Cristo dio un día como hoy origen a la Eucaristía. “Eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré la iglesia”, y se conformó el Orden Sacerdotal que nos asiste espiritualmente. Y el domingo, con la Resurrección, quedó instituida la Redención que nos abre nuevos horizontes ante lo breve de esta vida. Por ello la fiesta que, además, es época precisa para meditar sobre la generosidad, sobre el amor, y para rezar.
Meditar. Hace cuatro días el pueblo vitoreaba a Jesús con cánticos y palmas, y mañana ese mismo pueblo lo escupía, y aplaudía a los que lo ultrajaban. Así de voluble es el actuar general, y así son las vueltas que da la vida. Lo de la traición de Judas es el lunar negro, siempre lo es una traición, que no nació en la época, existe desde Caín, no la inventaron ni Judas ni Santos, y por ello el equívoco refrán “trata a tu mejor amigo como si mañana fuera a ser tu peor enemigo”. Las traiciones precipitan muchos sucesos fundamentales de la historia. Hay que meditar sobre ello, y sobre los propios compromisos y las propias obligaciones con la comunidad; como el voto, por ejemplo. Sobre la apacible convivencia y el inherente respeto que demanda. Sobre las vanidades que lesionan a los propósitos comunes; sobre la necesidad de rechazar las intenciones dañinas. Hay que meditar para corregir las propias desviaciones.
Se cree que el rezo en Semana Santa tiene efectos muy poderosos, sobre todo si es con verdadera fe, y más si se trata de una petición de grupo, ya sea familiar o de cualquier otro orden, todos a una rezando con el mismo propósito. Cuando nos amenazan terribles nubarrones, y no se ve salida ni luz, entonces la fe y la oración terminan despejando el firmamento, y la esperanza florece. Y nubarrones nos sobran, sobre todo en nuestro modo de ser y de pensar, que conducen a nuestro actuar.
La salida es, entonces, la oración con fe. No serán suficientes los rezos de curas y monjas, ni los de los gobernantes. Nos toca aprovechar que en Semana Santa los rezos valen triple para, todos a una, rezar por este país, y pedir el milagrito que nos libere de amenazas y desastres. Hay que rezar.
rzabarainm@hotmail.com
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