Recientemente se publicaron estadísticas donde se registra el crecimiento de nuestra economía nacional en porcentajes semestrales o mensuales que rodean del 3% al 4%. Estas cifras sí son ciertas y a veces hay que preguntar de dónde vienen; demuestran una verdad incontrovertible que el gobierno nacional pretende atacar o anular: Que este crecimiento no se debe a la meritoria labor del gobierno nacional y a todo su accionar económico y financiero que publican como fruto de sus gestiones. No: Absolutamente no a esta afirmación que es una mentira por la razón más que sencilla de que el gobierno nacional está quebrado, no produce dividendos positivos, el rendimiento monetario se fue para abajo. Entonces, ¿cuál es la verdadera razón de este crecimiento si no es el gobierno nacional quien lo acciona?
La respuesta es muy sencilla, más que elemental y no se necesita tener el don de la adivinanza ni el mérito de los expertos especializados economistas para obtenerla: Porque la empresa privada colombiana, la que el gobierno tanto ataca y critica, el capital que se mueve gracias al esfuerzo y la confianza de quienes sí creen en el país desarrollado y trabajador, es el que produce esas cifras representativas. Eso es lo que se llama con acierto los resultados del PIB, Producto Interno Bruto. Si bien casos lamentables como las pérdidas temporales de Ecopetrol afectan estas cifras, la confianza del Banco de la República en el empuje de la empresa privada es absolutamente definitivo.
Sectores como las actividades financieras que se mueven con el pequeño inversionista pero igualmente con el capitalista más sólido, el proceso inmobiliario del país en crecimiento, las comunicaciones y el transporte, la ganadería, la agricultura en un porcentaje en ascenso, la industria manufacturera, el comercio tanto mayorista como minorista, la producción de textiles y manufacturas, son renglones del sector privado, el sector que tanto odia el gobierno nacional, el sector que mueve el capital y no lo derrocha o se lo roban, el sector que no juega a la política sucia de las intrigas y los empoderamientos con el narcotráfico, todo es la fotografía exacta de que el país sigue adelante.
Lo que viene puede ser una película ya cantada: Si se bajan las pasiones y se moderan los egos, el sector privado puede llegar a formar unas alianzas indestructibles que sigan conduciendo a la economía del país hacia derroteros triunfales. Con ello trabajaría un capital privado sólido de inversiones, de apoyo gigantesco a las necesidades sociales que es primordial porque con cifras oficiales no se puede salir de la pobreza pero con una empresa privada sólida como la nuestra sí se puede extender la mano y hasta el brazo entero.








