En Colombia, la modernización catastral dejó de ser un proyecto técnico para convertirse en una política con efectos medibles. Los análisis estadísticos muestran que, cuando un municipio asume competencias como gestor catastral bajo el enfoque de catastro multipropósito, el recaudo del impuesto predial aumenta de forma notoria después de aproximadamente dos años. Un ejercicio comparado desde 2020, evidencia una brecha creciente entre los que adoptan este enfoque y los que no.

¿Por qué ocurre? Porque los Sistemas de Información Geográfica (SIG) convierten el catastro en una infraestructura dinámica para la toma de decisiones. La gestión ya no se limita a editar polígonos; ahora integra métodos indirectos con análisis de imágenes, manejo de grandes volúmenes de datos y analítica en tiempo real. No se trata solo de ver mejor el territorio, sino de gobernar con más evidencia, para una mejor toma de decisiones.

El efecto es tangible: procesos que suelen tardar 30 días pueden reducirse en hasta tres días hábiles, con más transparencia y menos reprocesos. Cuando los flujos de trabajo y los procesos se conectan con el catastro, la coherencia de la información territorial mejora y los beneficios se multiplican.

En este contexto, la IA se convierte en un entramado de capacidades: análisis de imágenes y métodos indirectos; aprendizaje automático y profundo; analítica de grandes datos para mercado inmobiliario; procesamiento en tiempo real y análisis vectorial avanzado. El objetivo común es elevar la calidad de la base catastral y su utilidad pública; detectar cambios en construcciones y usos de la tierra, inferir atributos que antes exigían visitas extensas al territorio y mejorar la alineación entre catastro y registro, con identificación abierta de linderos y cálculos masivos integrables con los servicios registrales.

Un ejemplo real de cómo el enfoque de Gestor Catastral mejora los resultados en este frente es el de Barranquilla. En un municipio de 154 km², atravesado por el Magdalena y una red de caños con casi 33 km de frentes hídricos, 7,2 km² de ciénaga y más de tres millones de m² de espacio verde, la ciudad supo leer su territorio con nuevos lentes. Desde 2017, primero como delegada y luego como Gestor Catastral, incorporó más de 100.000 predios y una valoración catastral cercana a $60 billones de pesos.

Con tecnología SIG duplicó su capacidad de atención y redujo a la mitad los tiempos; habilitó MiIA, un asistente digital conectado a la base catastral, y aplicó visión por computador para identificar cerca de 1.300 predios en informalidad, inferir atributos y mejorar la concordancia catastro–registro mediante linderos calculados e integración con la Superintendencia de Notariado y Registro. Todo ello descansa en una plataforma operativa que prioriza optimización de procesos, interoperabilidad y nuevos servicios.

El impacto de este modelo se expresa en cuatro planos: planeación urbana con tableros que priorizan inversiones y anticipan riesgos; equidad y formalización gracias a procesos con IA y teledetección que ayudan a cerrar brechas y proteger el espacio público; sostenibilidad fiscal por inventarios más completos que robustecen el predial sin acudir a aumentos arbitrarios; y mejor relación con la ciudadanía, gracias a trámites más ágiles y autoservicio informado.

Otro ejemplo claro del avance del catastro multipropósito en gestores catastrales es el de Villavicencio, que logró tener más de 11.200 trámites resueltos, frente a 3.500 que se gestionaron bajo el modelo anterior entre 2022 y 2023. La capacidad operativa superó tres veces su punto de partida en menos de 12 meses.

Lo anterior demuestra que un catastro moderno no se mide solo por la velocidad de la actualización, sino por su capacidad de resolver problemas públicos con evidencia y de traducir complejidad técnica en servicios simples para la gente. Esa es la contribución de los SIG al catastro multipropósito en Colombia.

*Líder de Mercado de Administración de Tierras de Esri

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