
Luis Amaranto Perea no es el único culpable en Junior
Los jugadores no están respondiendo a las expectativas que hay creadas en torno a ellos. Juegan con el mínimo esfuerzo, sin ambición, sin compromiso total con el espectáculo y con el club.
No se necesitaba una charla motivadora con Marcelo Bielsa, no hacían falta unas indicaciones de Pep Guardiola, no se requería una táctica de Jurgen Klopp o una estrategia de Mourinho.
Para ganarle al Chicó FC, el que era último de la tabla y que acumulaba 12 partidos sin ganar, solo un punto en seis partidos en el actual torneo y apenas dos tristes goles anotados, bastaba con correr, luchar y jugar con ganas, con vigor, con determinación, con impetuosidad, intensidad, dinámica, compromiso y profesionalismo. Todo eso independiente del nombre y estilo del DT.
A los jugadores de Junior les debe dar vergüenza no reflejar en la cancha la enorme diferencia que existe en los costos de las nóminas de ambos equipos.
La cantidad de pifias de los Tiburones ante los Ajedrezados no se justifican ni se entienden. La continuidad de Luis Amaranto Perea es la que está en jaque después de la derrota en Tunja, pero no es el único responsable de este Junior que suma tres jornadas sin vencer y todo lo que va del año sin convencer.
Perea ha fallado. Claro que sí. Y lo he criticado bastante. Prescindió de dos cupos para incorporar dos refuerzos que necesitaba (uno para la zaga y otro para el ataque). No ha cuajado una idea de juego, ha sido desatinado en las sustituciones durante los partidos, no ha ensayado variantes buscando un mejor desempeño del equipo y quizá le ha faltado el liderazgo y el carácter para exigirles a sus dirigidos, pero definitivamente no todos los dardos deben apuntar a él.
Los jugadores no están respondiendo a las expectativas que hay creadas en torno a ellos. Juegan con el mínimo esfuerzo, sin ambición, sin compromiso total con el espectáculo (que se cobra a través de la televisión). Si van ganando 1-0, listo, aguantamos, manejamos, quemamos tiempo, damos trámite al juego así genere bostezos.
Un partido juegan bien, el otro más o menos, el otro pésimo y después quién sabe. La mayoría son 'tiros al aire'. La inspiración y la garra no están garantizadas.
Sería bueno que Perea ejerza su labor y empiece a cambiar los bombillos intermitentes o que no encienden. Si no su historia en Junior será la primera en apagarse. Lamentablemente es así, a pesar de que no es el único culpable.
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