Cuenta la famosa leyenda noruega que un duende celoso robó el molino mágico a una mujer viuda y su pequeña hija, para arrojarlo al mar provocando la salobridad de los océanos. El artefacto se los había regalado un gigante al valorar su situación, garantizándoles el sustento diario, moliendo sal. Era tan poderoso que al recitar dos palabras claves producía la sal requerida. ¿Pueden los celos y los egos alterar el ejercicio del poder?

Otra versión del relato resalta la avaricia de un capitán que sustrajo el molino a un mago en una isla desierta. Su afán de ganancia hizo que en plena navegación pusiera a funcionar el convertidor sin poder detenerlo. Fue tal el peso de la sal producida, que el barco se quebró y toda la tripulación naufragó en medio de una gran tempestad. ¿Robar siempre tiene consecuencias? ¿La magia se transforma en ruina en lugar de ser inspiradora de prosperidad?

No debemos confundir salobridad con salubridad. Salobre es lo que tiene sal. Salubre es aquello que genera buena salud. El exceso de sales es perjudicial para la salud. Pero, la vida sin sal provoca un sabor simple, ausente de esa textura que le da gusto a lo que no es dulce. Un poco de sal contiene el sodio necesario para nuestro cuerpo y su abuso produce grandes lesiones al organismo. ¿Ni salado ni simple? Que ni los celos ni la avaricia provoquen un desequilibrio en ninguna de nuestras actividades.

Los hábitos son las prácticas, maneras, costumbres o comportamientos que caracterizan la vida de una persona. También describen los patrones de una sociedad.

Existen hábitos buenos y hábitos malos. Los buenos, provocan satisfacción, preferencia, bienestar, placer, riqueza, salud, energía, vigor y belleza. Los malos causan averías, fisuras, desgastes, rupturas, divisiones, rechazos, enfermedades y enemistades. ¿Cuáles son los tuyos?

Los hábitos superados son las conductas, actividades, ejercicios, rutinas, ritos, caprichos o usos dejados atrás, al ser dominados por la decisión irrestricta de modificar las malas costumbres para vencer aquellas situaciones, conflictos, problemas o disyuntivas que impiden el auge de la salubridad. Son la tinta requerida por la pluma que escribirá tu mejor historia. El toque de la sal conservadora de tus valores. La diana a la que apunta tu destino.

El hábito ideal es tipo del buen líder: Ni insípido, ni salado. Debe ser prueba indiscutible de tener la capacidad de cambiar para mejorar, nunca para dañar o atrasar: Cree, aporta y supera. Avanzar sin olvidar lo que nos hacía retroceder es una buena muestra de que vamos en la ruta requerida por los hábitos superados.