El amor alcanza el punto precioso entre la razón, los sentimientos y las emociones, cuando recibimos el cariño de la madre. Su abrazo, sus besos, sus caricias y el tono de su voz contienen la expresión más genuina de la ternura. En ella reposan las nociones de autoridad, disciplina, dependencia, estima, apego y devoción. ¿Ya le recordaste cuánto le amas? ¿Expresaste con un detalle tu más noble sentido de la gratitud?

La virtud es la cima de la autorrealización. El lugar exacto en el que la mujer reproduce tradiciones, principios, costumbres, valores y transfiere la identidad a sus descendientes, tiene un hecho trascendental conocido cómo maternidad. Ser madre implica facilitar la labor más importante y requerida por la naturaleza para la preservación de la especie.

La marca de la madre queda registrada en la memoria de sus hijos más allá de la capacidad que tengan para valorarla, reconocerla o agradecerla. Su inestimable influencia aporta mucho más que elementos genéticos o rasgos de la personalidad. La fuerza del espíritu proyectada por el carácter aporta elementos que serán determinantes para el crecimiento, el desarrollo y la madurez.

La madre es la prueba superior del poder magistral de la creación puesta al servicio de la evolución permanente del ser. Una madre es creadora de vida, potenciadora de talentos, fuente original de alegrías y el punto de partida del amor, la nobleza y la felicidad. Su tarea colectiva supera la idea del deber y la responsabilidad, entendida por la superioridad del afecto.

La maternidad autorrealizada es la plenitud de la motivación y la satisfacción de la mujer que ha decidido ser madre cómo consecuencia natural de la gestión placentera en las facetas reproductiva, formativa y multiplicadora de la conciencia social compartida con sus hijos. Constituye la función social por excelencia de la mujer. Sin madres no es posible la existencia de la sociedad.

Mamá es un título que atrapa corazones, potencia sentimientos y refuerza el vínculo perfecto e ideal de la familia. Nuestras madres merecen el mejor afecto de todos y sincera atención desde que alcanzamos la emancipación. No se puede entender la libertad si no se ha tenido el control, la guía y la dirección de las progenitoras.

El segundo domingo de mayo no es una fecha simplemente comercial. Es un día profundamente espiritual. Dedícale una sonrisa, ofrécele un abrazo y regala una caricia. Si no está cerca de ti, comunícate, si ya se ha ido hónrala y evócala. Su amor nos favorece y bendice.

¡Gracias por cambiar al mundo! Para las mamás autorrealizadas: ¡Feliz día de las madres!