María Corina Machado es el fiel reflejo de la valentía, el coraje y la resistencia, y es hoy la imagen de Venezuela ante el mundo. Machado se ha enfrentado a un régimen opresor, violento en todos los niveles posibles, que ha empobrecido al país y ha provocado una diáspora de venezolanos que solo anhelan poder volver algún día a reconstruir su nación. Para quienes han puesto en duda si María Corina merecía el Premio Nobel de Paz, queda claro que desconocen no solo la labor titánica que esta mujer ha adelantado durante años en la búsqueda del restablecimiento de la democracia en Venezuela, sino también el contexto de violencia sistemática, persecución política y opresión absoluta en el que en él se ha desenvuelto de manera sostenida esta líder, como ningún otro miembro de la oposición venezolana.
Venezuela hoy es el centro de atención del mundo, gracias a millones de venezolanos que han enfrentado el miedo y la zozobra, pero también a líderes como María Corina, que han hecho resonar el clamor de la libertad en una sociedad internacional en la que cada vez es más difícil tener eco.
Ahora, ante lo que parece ser una inminente salida de Nicolás Maduro del poder —y digo parece porque este régimen sigue resistiendo todo tipo de presiones políticas, económicas y ahora militares—, la oposición, en cabeza de María Corina Machado, debe plantear un plan claro, detallado y realizable que busque el restablecimiento de la democracia en Venezuela sin comprometer su soberanía con Estados Unidos. Aunque ahora la prioridad sea la salida de Maduro, los líderes venezolanos de oposición deben tener una visión de mediano y largo plazo para generar consensos, reconstruir unas instituciones democráticas fuertes, luchar contra la corrupcion, restablecer la seguridad, combatir el narcotráfico y recuperar una economía que será uno de los pilares esenciales para que Venezuela renazca.
Está claro que esta será una tarea de años, que necesitará toda la cooperación internacional posible, así como liderazgos que sepan unir a una nación quebrantada y dolida, que ha tenido que vivir a merced del pánico durante muchos años. Se espera que Colombia, a través de su gobierno, entienda la importancia de apoyar el restablecimiento de la democracia en Venezuela, lo cual —como lo hemos pedido muchos colombianos— comienza por rechazar a este régimen. Al respecto, la idea sugerida por la Canciller de que Colombia podría ofrecer refugio a Nicolás Maduro, un dictador que ha violado todo tipo de derechos humanos, no tiene asidero en los principios de nuestra democracia y compromete, a todas luces, la credibilidad internacional del país.
Venezuela merece ser libre. Los millones de venezolanos que hoy están en la diáspora merecen volver a su país, y quienes viven bajo este régimen merecen una vida libre, con derechos, sin opresión y con oportunidades. Esperamos que el Nobel de Paz otorgado a María Corina Machado impulse el retorno a la democracia en Venezuela.
@tatidangond








