Desde el momento de mi concepción he sido privilegiado por el Creador. Mis padres, la familia que he formado junto a mi esposa, han sido un regalo inmensurable, un abrazo permanente de la vida. También lo ha sido el don de la escritura: vivo para escribir y escribo para vivir, para leer, para cuestionarme, para disfrutar el mundo desde las palabras.

Recientemente coincidí con el médico Antonio Ballestas en la grabación de un documental que se está realizando para una serie basada en uno de mis libros. Antonio, un prestigioso otorrino barranquillero, me sorprendió al entregarme dos libros autografiados y dedicados: Asomándome al periodismo y Sin Retorno, escritos por su esposa, la extraordinaria Loor Naissir.

¡Ufff, qué regalo tan maravilloso! Leer a Loor es emprender un viaje por una historia de vida marcada por el coraje, la disciplina y la perseverancia. Es descubrir no solo su biografía, sino las entrañas del periodismo contemporáneo barranquillero y nacional. Su forma de narrar —con estilo, con honestidad, sin máscaras— permite que cada historia quede guardada en la memoria, en ese espacio reservado para lo verdaderamente imborrable.

Leer a Loor es también reencontrarse con la esencia misma del oficio: la palabra usada con honestidad, la búsqueda incansable de la verdad y la convicción profunda de que contar una historia es, en sí mismo, un acto de respeto, de memoria y de amor por la vida y por quienes la habitan; por ello su legado inspira a nuevas generaciones.

La gracia del Creador me permitió llegar a EL HERALDO. Aunque son apenas unos pocos años los que llevo escribiendo mis columnas, ahora las escribo con una pasión distinta, más profunda. Porque gracias al libro de Loor Naissir, Asomándome al periodismo, comprendí que EL HERALDO no es solo un periódico: es un templo, una catedral del periodismo, de la cultura, de la vida social barranquillera y colombiana. Un espacio que honra la palabra y preserva la verdad.

Loor, eres una maestra en todo el sentido de la palabra. Una decana natural del periodismo, de la tenacidad, de la lucha por alcanzar sueños aun cuando parecen imposibles. ¡Eres un ejemplo luminoso! No pares de escribir. Las historias que registras engrandecen el alma y el espíritu; motivan a leer, a sentir, a ver la vida con esperanza, con ilusión, con fe. Enseñan que hacer las cosas con pasión es el único camino verdadero para alcanzar los propósitos y cumplir los sueños.

¡Tu paso por el periodismo fue, es y seguirá siendo grandioso!