“Un terremoto demográfico ha impactado al mundo en tres oleadas”, así comenzó su magistral presentación Anu Madgavcar, líder del McKinsey Global Institute, en la reciente asamblea nacional de la ANDI. Las oleadas tienen un ritmo similar que comienza con una explosión demográfica, luego se estabiliza y finalmente colapsa con una brusquedad similar a su ascenso. Sin embargo, el momento de inicio y la duración e intensidad de cada etapa varía entre países y continentes. De ahí las tres oleadas, la primera en Europa, Norteamérica y Japón, ya en un declive que parece inatajable, la segunda del Asia emergente, América Latina, el norte de África y el medio oriente, que está llegando a su cima de población, y la tercera, del África Subsahariana en pleno ascenso poblacional.
Una segunda observación es que en todas está en franco declive la tasa de fertilidad. Ésta es el número total de hijos que tiene en su vida una mujer. La tasa de remplazo, o sea de estabilidad de la población, es 2,1 hijos por mujer en promedio. En América Latina la tasa total de fertilidad ya está por debajo de la tasa de remplazo, o sea que solo es cuestión de tiempo cuando la población deje de crecer y cuando comience a declinar. Hace poco sorprendió el dato de que la tasa de fertilidad en Bogotá está por debajo de las predicciones y es más baja que la de Tokio.
El llamado “dividendo demográfico” es la contribución al ingreso per cápita que un número creciente de jóvenes hacen en la etapa inicial del crecimiento poblacional. En América Latina ese dividendo está desapareciendo e incluso en Colombia, Brasil y Chile se proyecta que se reverse un poco de aquí al 2050; y en Colombia se formó una tormenta perfecta con el récord de emigración de un millón de personas entre 2022 y 2023. Para ello hay tres remedios: altos incrementos en productividad, reversión de la migración y aumento de la inversión nacional y extranjera, ninguno fácil.
Eso no es todo. Las pensiones estatales en el continente presionan la deuda pública. En Colombia el gasto en ellas ya supera el 5% del PIB, al tiempo que el déficit fiscal alcanzará este año los niveles de la pandemia. Madgavcar agregó que Colombia tiene hoy un PIB per cápita equivalente al 15% del promedio de ingresos de los países de la primera oleada, pero en 19 años tendrá una estructura poblacional semejante a la de esos países. Su desafiante conclusión es que a Colombia le restaría solo una generación para llegar a ser “rica” antes de volverse “vieja”.
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