Entre más desafíos, más logros. Las mujeres en el fútbol deben enfrentarse a las más fuertes criticas y acciones discriminatorias, desde estereotipos de género que afirman que “el fútbol no es para las mujeres”, hasta racismos y homofobias, el kit va completo, no les toca fácil sin embargo, ellas no se rinden, ni se sientan a revictimizarse, ellas avanzan aunque para “Chicharito” no están avanzando, ellas si lo están haciendo.

Les toca hacerles goles al machismo y al favoritismo que existe en el fútbol con algunas selecciones y países que han tenido el poder histórico, le sacan tarjeta roja al miedo y le dan un pase gol a la esperanza, son admirables porque se visten de valentía hasta el pitazo final.

No quedan dudas que las futbolistas colombianas entre más desafíos tienen, más demuestran su grandeza, dejan en alto el nombre del país sin recibir ni la mitad del pago y beneficios en general que reciben los jugadores convocados a la selección, no es esta una columna para revictimizarlas, ellas son talentosas y valientes y por ello revictimizarlas nunca será lo que merecen, sin embargo, es necesario hablar de situaciones que por “Normalizarlas” no se les da solución.

A las mujeres en el deporte igual que en la ciencia, la política o el arte les corresponden unas luchas nada triviales, por eso, para las jugadoras de la selección las finales más exigentes no son las de la Copa América, sino las que se deben jugar contra la misoginia, el machismo y la homofobia, en un país que se niega a vivirse desde el respeto por las diferencias, lo cual, se agudiza en sistemas institucionales como la Federación Colombiana de Fútbol, dado que no es un secreto que las garantías que tienen los jugadores son absolutamente mejores que las otorgadas a las mujeres.

Sin embargo, la exigencia histórica que han enfrentado las mujeres les da fuerzas a todas, por esta razón, cada desafío ellas lo afrontan con altura, por ejemplo, las notorias desigualdades (salariales, técnicas, deportivas, de escenarios competitivos, etc.) a todo eso, ellas responden con logros, clasifican a olímpicos sin el despliegue periodístico, político o económico que se hace de las selecciones masculinas, ni la euforia o el desborde presupuestal invertido para ellos y ¿Cuál es el resultado? Que los “muchachos” no logran lo que ellas sí y que en la relación “garantías/beneficios vs resultados” están en deuda y ya va siendo como hora de que la selección masculina mantenga un nivel corresponsable a sus significativos respaldos.

Ya va siendo como hora de que la Federación y el sistema en general (Estado, sector privado y los actores que correspondan) le den el trofeo de dignidad, justicia, equidad e igualdad de derechos, que las futbolistas colombianas merecen y se han ganado con notable esfuerzo; porque ni el deporte en general, ni el fútbol tienen género o restricciones, es este un escenario de libertad, constructor de paz, esperanzas y nuevo país. El deporte no es un juego irrelevante, es una herramienta de transformación social necesaria en un país que merece trascender de las narrativas violentas y las desigualdades, de una vez por todas.

Finalmente, debo decir que es poderosa la esperanza que han encendido en la sociedad colombiana, llegando a la final y venciendo contra todo pronóstico a la selección Argentina. Por eso de mi parte les doy aplausos de pie y que su mejor premio sea, no tener que hacerle goles al machismo todo el tiempo, que su tiempo sea invertido en el deporte y no en la defensa de sus derechos que deberían garantizarse y ya, que tengan una liga digna que les haga competitivas, que puedan proyectarse cada vez más en las ligas internacionales, que sigan creciendo profesionalmente y dejando en alto el nombre de Colombia.

Gracias Mujeres poderosas por hacerle goles a todos los desafíos y no rendirse en esta valiosa causa de vida. Siempre le sacaremos tarjeta roja al machismo y dejaremos fuera de lugar a los ataques que les hacen. Felicitaciones y adelante, merecen ser campeonas.

@facostac