La crisis evidente de la presidencia como institución del sistema democrático colombiano requiere con urgencia su recuperación.
Para que ello sea posible, se exige hoy más que nunca, la ponderación, ecuanimidad y pensamiento crítico reposado, de quienes tienen la obligación moral de conducir los destinos de la Nación, sin histeria, polarización ni odio.
Infortunadamente de los más de 50 precandidatos presidenciales ninguno representa el cambio que requieren los colombianos en este momento histórico.
Sin ambages, de la suma de los 50 ciudadanos que se han autoproclamado como precandidatos, “no sale uno de servicio”, opinan muchos colombianos.
Al escuchar las intervenciones de los precandidatos es común, de un lado, encontrarlos sin propuestas, alienados desde la derecha rabiosamente contra la izquierda de Petro.
De otro lado, otros precandidatos defienden ciegamente un cambio inexistente, protagonizado por la izquierda de Petro, mandatario que pisoteó la majestad de la presidencia, mucho más allá de lo que ya lo había hecho la derecha en la historia.
Es decir, Petro logró lo impensable, monopolizar la agenda pública a su alrededor, arrebatando estratégicamente el diálogo nacional que gravitaba en torno a Uribe, logrando superarlo sembrando más odio, miedo y división que nunca.
Tal monopolio de la opinión por parte de Petro no fuera tan grave si no fuera porque embrutece apabullantemente a los colombianos que no se avispan.
Entonces ninguno de los precandidatos tiene la altura de estadista para recuperar la majestad de la presidencia para los colombianos.
La recuperación de la presidencia para los colombianos, -ni para la izquierda ni para la derecha-, será posible cuando cada ciudadano elector, con su voto, asuma la responsabilidad del cambio y futuro del país.
Es a través del ejercicio de un voto libre, informado, sin odio ni miedo, la única forma posible para no ser objetos de una nueva estafa.
Hoy más que nunca es imperativo votar correctamente, con una valoración exhaustiva previa de las dimensiones: personal, laboral, legal y programática del candidato presidencial, es la única forma para elegir el presidente correcto y no fallar en el intento.
La responsabilidad de recuperar la presidencia es de cada colombiano. Hay que “despetrizar” y “desuribizar” el discurso nacional para que ello sea posible.
@orlandocaba