Petro se burla del país, y además lo reta. Es su estilo, y lo vive haciendo por doquier, reparte a granel burlas y retos. Ya lo hizo en Antioquia, que se pensaba que los paisas no se prestaban como sujeto de burla, y tampoco dejarían pasar por alto un reto. Pero Petro detesta a Antioquia y a los antioqueños hasta más que a nosotros, vaya usted a saber por qué. Lo de nosotros, suponemos que es porque el gran Álex lo ignora, ni le va ni le viene, nada le pide porque sabe que nada le darán, y además porque Álex es así, autosuficiente, hacedor, y con una tremenda favorabilidad cercana al noventa por ciento.
Lo de los paisas es punto aparte, saben lo verracos que son, y lo suyo, si toca, es la confrontación. Acuérdense de lo del túnel del Toyo. El caso es que se creía improbable un desencuentro frontal del gobierno ante los paisas, hasta que ocurrió lo de La Alpujarra. La reacción, claro, no se hizo esperar. Pero fue como todas las reacciones en éste país, airadas declaraciones, memes, mensajes en redes, y hasta ahí.
Este, sabemos, es un país de pusilánimes, no hay rechazos ni reacciones tajantes, Petro lo tiene muy claro, y por eso se burla, reta, y continúa destruyendo la institucionalidad. Por ejemplo, lo de las Fuerzas Armadas, que no sólo les recortó presupuesto y oficialidad, sino que permite que las irrespeten, en ningún país la gente se atreve a ¡secuestrar militares! únicamente aquí, por el mensaje que permanentemente envía: El gobierno está con los malandros. Nos lleva al abismo, protestamos con memes y columnas, pero hasta ahí. Nadie hace más que hablar y escribir.
El palo no está pa´cucharas. No es momento de aguas tibias, ni de “centros”, ni de bobadas ni actitudes pusilánimes. No se puede seguir buscando candidatos para unas elecciones que no serán convocadas. Lo que se debe es armar todos una unión para contraatacarlo, no para el 26, sino ahora. Hay que ponerlo a la defensiva, para ver hasta dónde es capaz de llegar más allá de las amenazas. Se sabe que quien mucho amenaza, es porque se siente débil. Pero ha logrado amedrentar al país, y nadie lo confronta, sino débilmente. Efraín Cepeda trata, pero el congreso es pálido. Hasta las Cortes son pálidas.
Sólo el Registrador Penagos se ha parado en la raya. Petro habla de cabildos, consultas y vainas similares, pero nunca de debate presidencial, pues nunca ha pensado convocar elecciones presidenciales. Quiere quedarse ahí, anclado. Hay que tomar la iniciativa, y asumir acciones para presionarlo, para que en el 26 las convoque, y pueda ser derrotado.
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