Se sobró Mauricio Vargas con su columna en la que el título inquiere si lo de Uribe Turbay se trató de un crimen de estado, mientras el contenido analiza todas la circunstancias y determinantes alrededor del caso, de tal forma que no queda ninguna duda. Por supuesto que Petro no dio la orden directa ni apretó el gatillo, pero su responsabilidad es incuestionable dados sus señalamientos y su estilo incendiario y cargado de odio, aunque nadie lo señala en forma directa, como nadie en forma directa señala nada en este país de pusilánimes. Sólo Vargas lo hizo.

Fíjense que en la masiva marcha del domingo la gente coincidió en que se trataba de oración comunitaria por la salud del senador ¡por supuesto que el principal móvil fue el ruego por un milagro! pero también pedían que se desescalara la violencia verbal, se rezara por la unidad, y bobadas así, cosa que desdibujaba el fondo de la manifestación porque la gente, además de pedir por el agredido senador, se movilizó sin buses, sin fecodes, sin ”sanduchitos”, sin mingas ni malandros, principalmente como rechazo al desgobierno petrista que nos quiere llevar al caos. Pero nadie lo frenteó. Somos así.

Está claro que Petro no come de marchas. Él está en lo que está, además sin mayores problemas, porque tajante oposición, no existe. Para muestra un botón: Las autoridades eclesiásticas, ingenuas ellas, convocan una reunión con los principales actores de la nación buscando soluciones a tan terrible situación, y Petro llega tarde, los hace esperarlo, y displicente asiste y se “compromete” a cualquier vaina que sabe no cumplirá, y le creen. Sólo guarda las formas y continúa con sus agresiones a la institucionalidad, a la legislación, a la sensatez, ahora con la asesoría del ex fiscal y otros malandros similares, buscando la forma de volarse todos los semáforos haciéndolos parecer en “verde”.

¡Por supuesto que no saldrá del poder! Ha enviado todas las señales, y nadie las quiere ver, los políticos continúan impulsando candidatos, buscando figuras donde no las hay, y hasta los “independientes” se disponen a recoger firmas para una elección que no está en la mente presidencial y, aunque la gran marcha le indicó que ya no es dueño de “la calle”, posee el poder, la nómina, los malandros, y el dinero con el que enfrentarse a todos. Las propuestas de consultas, constituyentes, y vainas con apariencia de constitucionalidad son estrategias distractoras de un propósito del cual no se moverá: Atornillarse en el poder.

Así que ¡pilas! Hay que bloquearlo, y pronto, o se quedará.

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