El mundo es consciente de la transformación de la matriz energética, sin embargo, también tenemos que tener claro los retos técnicos, de recursos minerales e incluso energéticos de los combustibles fósiles en la fabricación de la infraestructura de las nuevas tecnologías. El mundo hoy depende cerca del 90% de su consumo energético de fuentes combustibles como el carbón, el gas, el petróleo y la biomasa. Quizás muchos se sorprenderían porque a veces creemos que la matriz eléctrica es el total del consumo energético de un país o una región, cuando en promedio la electricidad es cerca del 17% de toda la energía que consume el mundo. Lo más curioso es que de ese 17%, casi el 50% en promedio se produce con carbón y gas (en algunos casos combustibles líquidos).

El sector de mayor consumo energético en el mundo es el sector transporte, en el caso Colombia este representa el 44% de la energía que consume el país y su fuente principal de energía son los combustibles fósiles. Es decir, una transformación de alto impacto de la matriz energética sería la electrificación del transporte. El mundo le ha apostado mucho a esta idea por dos razones principales: disminuyen las emisiones directas de gases de efecto invernadero y aumenta la eficiencia energética, es decir, vamos a tener menos pérdidas que en un proceso de combustión.

Bajo los anteriores argumentos, la electrificación del transporte se ve como una solución real y posible, incluso, en algunos momentos la única. Pero esta visión está parcializada y sesgada por parte del sector que normalmente maneja estas decisiones, sin tener en cuenta procesos más profundos que involucran las geociencias, la exploración y explotación minera y las reservas de minerales críticos en el mundo. Por esto siempre he insistido que no hemos planeado bien la transición porque los modelos actuales no contemplan factores tan importantes y críticos como los recursos base para la anhelada transformación energética.

Les traeré un ejemplo sencillo tomado del próximo atlas de huella mineral de la transición energética que estaremos publicando muy pronto. Allí, hemos calculado la cantidad de minerales necesarios para fabricar baterías para vehículos eléctricos, en un escenario muy optimistas donde hicimos el supuesto que todos los vehículos del parque automotor (automóviles, camperos, buses y busetas) se moverían con baterías de automóviles. Este ejercicio se hizo para más de 100 países en el mundo, pero vamos a tomar de referencia solo a USA y China, y dos minerales críticos (litio y cobalto).

Si USA electrificara su parque automotor requeriría 2.6 millones de ton de litio y 1.35 millones de ton de cobalto. China por su parte requeriría 3 millones de ton de litio y 1.6 millones de toneladas de cobalto. Si comparamos estos valores con la producción mundial anual de estos minerales tenemos que en el 2024 se produjeron 240 mil ton de litio y 290 mil ton de cobalto y Las reservas mundiales de litio alcanzan los 30 millones de ton, mientras que las de cobalto 11 millones de ton. Si hacemos el hipotético que solo USA y China tendrían acceso a consumir litio y cobalto, el litio se acabaría en 5.3 años y el cobalto en 3.7 años. ¿Qué pasará con todos los países del mundo? ¿Qué pasará con Colombia? y ¿qué pasará cuando tengan que reemplazarse las baterías? El tema no es voluntad política, el tema es más profundo, de unas realidades geológicas de otro nivel para encontrar más de estos recursos.

*Director Observatorio de Transición Energética del Caribe OTEC – Universidad Área Andina