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Científicos antioqueños están emocionados por el descubrimiento del murciélago de sacos alares antioqueño (Saccopteryx antioquensis), una especie endémica de Colombia y considerada una de las más raras del país, que se pensaba que se había extinguido hace más de 20 años.

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El ejemplar fue identificado recientemente en el municipio de Maceo, en el Magdalena Medio, gracias al uso de redes de niebla y tecnología de bioacústica, que permite registrar los sonidos de alta frecuencia emitidos por los murciélagos y que son inaudibles para el oído humano.

La ruta de las alasSu primer registro ocurrió en 1996 en Sonsón y San Luis, en el Oriente antioqueño, pero desde entonces no había vuelto a ser visto.

Este registro constituye una prueba clave de que la especie sigue sobreviviendo en el país. El pequeño mamífero, de pelaje pardo oscuro y textura lanosa, se distingue por la ausencia de las líneas claras en el lomo que presentan otras especies de su mismo género.

Su primer registro ocurrió en 1996 en Sonsón y San Luis, en el Oriente antioqueño, pero desde entonces no había vuelto a ser visto. “Encontrarlo nuevamente demuestra que el Corredor Kárstico del Oriente de Antioquia sigue siendo un refugio natural de gran valor para la biodiversidad”, explicó Jefferson Sánchez Castrillón, líder del proyecto La Ruta de las Alas, que busca cambiar la percepción social sobre estos animales y promover su conservación.

La ruta de las alasCientíficos antioqueños están emocionados por el descubrimiento del murciélago de sacos alares antioqueño

Esta zona, conocida como el AICOM CoKOA, reúne más de 66 cuevas distribuidas en 133.000 hectáreas de bosques húmedos tropicales, extendidas entre diez municipios del oriente del departamento.

Los científicos advierten que, a pesar del hallazgo, el murciélago de sacos alares antioqueño continúa en riesgo de desaparecer. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo mantiene en la categoría de especie en peligro de extinción, amenazada principalmente por la minería de piedra caliza, la deforestación y el cambio climático, que alteran su frágil hábitat.

Al ser insectívoro, contribuye al control natural de plagas agrícolas y mosquitos transmisores de enfermedades. “Un solo murciélago puede comer más de mil insectos en una noche, lo que demuestra su enorme aporte al equilibrio ambiental y a la salud humana”, destacó el zoólogo Sergio Solari, director del Grupo de Investigación de Mamíferos de la UdeA.

Colombia alberga alrededor de 217 especies de murciélagos, de las cuales ocho son endémicas.