Katerine Andrea Martínez, conocida con el alias de Gabriela, ha sido clave para que se conozcan detalles de todo el plan para atentar contra el senador Miguel Uribe el pasado 7 de junio en Bogotá.
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‘Gabriela’, de solo 19 años, es una de las cuatro personas capturadas hasta el momento por el crimen contra el precandidato presidencial. Durante las audiencias en su contra, la joven ha dado detalles que han permitido avanzar en las investigaciones, como su alianza con Elder José Arteaga, alias el Costeño.
Una de las últimas informaciones que se tuvo de las declaraciones de Katerine, reveladas por Semana, es sobre el arma que se usó para atentar contra Uribe Turbay.
Se trata de una Glock calibre 9 mm, que el día del atentado ya ‘Gabiela’ tenía en su poder. Dijo que tras recibir una llamada con indicaciones, se trasladó en un servicio de transporte al barro Modelia, en la capital de la República. Luego, se encontró con ‘el Costeño’ y abordó el carro, donde se cuadraron los últimos detalles.
“Élder me dijo que sacara el arma, textualmente dijo: ‘Saca a la niña’. Yo saqué el arma de la pretina del pantalón, exactamente del lado del abdomen, y como a mí me dijeron que no la fuera a tocar, que no le fuera a oprimir nada porque no tenía seguro, yo la tomé de la parte de arriba, no del mango, sino de arriba y se la entregué a Élder”, confesó la joven, según cita el medio nacional.
Agregó en su declaración: “Élder le dijo al muchacho que no le fuera a oprimir nada porque él ya se la había programado para que disparara seguido, no tiro a tiro, sino seguido, como en ráfaga”.
Otra de las cosas que dijo ‘Gabriela’ sobre el arma es el precio que costó: “Élder empezó a hablar del arma, que venía del extranjero y que era una Glock, que había costado como 15 o 20 millones, que era un juguetote”.
Hay que recordar que las autoridades pudieron determinar que la Glock calibre 9 mm fue adquirida de forma legal en Arizona, Estados Unidos. Sin embargo, aún no se conoce cómo fue introducida al país ni cómo llegó a las manos de los criminales.
En la misma declaración, Katerine dijo la cantidad que le habían ofrecido a ella por participar en el plan criminal.
“Habíamos acordado 10 millones de pesos y que él me pagaba en efectivo cuando el senador ya hubiera muerto, y si no se moría, me pagaba 600 o 700, que era lo que pagaba por llevar el arma”, dijo.
Por ahora, las autoridades siguen en la búsqueda Elder José Arteaga, alias el Costeño. La captura y el testimonio de este podrían dar con los autores intelectuales del atentado.