Compartir:

Con motivo de la visita a Barranquilla del gran maestro del piano, me tengo que trasladar al pasado y explicar de dónde sale el nombre artístico de este gran músico de la salsa. Su nombre real es Lawrence Ira kahn, nacido en New York, en el populoso barrio Brooklyn, su madre Rose Buddy kahn, cuyo nombre artístico era Rose Sherman, era cantante de ópera; su padre se llamó Nathan Kahn, músico que tocaba el contrabajo, su nombre artístico era Buddy Harlowe, Larry suprimió la e y tomó el diminutivo de Lawrence (Larry) y nació el nombre de la leyenda de la salsa, Larry Harlow, nombre artístico con el que se conoce.

Produjo más de 260 álbumes para la Fania y más de 50 de su propia autoría. Muy joven estuvo en Cuba, donde conoció al gran maestro Arsenio Rodríguez, quien lo influyó mucho y al cual le dedicó en 1971 un álbum que se llamó Tributo a Arsenio Rodríguez, oriundo de la ciudad que más músicos importantes ha dado en cuba, Matanzas; en el año 2005 tuve la oportunidad de viajar a Cuba y conocer de cerca esta ciudad que tiene parecido en sus calles y casas a nuestro populoso Barrio Abajo. Arsenio de muy chico quedó ciego por motivo de una patada de mula o caballo en la cabeza, por lo que lo apodaban el Cieguito maravilloso, coincidencialmente el apodo de Larry Harlow es el Judío maravilloso.

Larry introdujo en la salsa el concepto de un son distinto al que sonaba en esos momentos: la charanga, que fusionaba el ritmo de violín y flauta; llegó Joe Quijano, sacó el violín, le introdujo dos trompetas y le llamó pachanga; Arsenio Rodríguez lo hacía con varias trompetas y le llamó son montuno; Mon Rivera con su trombón saca el ritmo trombanga (trombones pesados), –quién no se acuerda del tema lluvia con nieve; luego llega el gran Larry Harlow y se le ocurre la genial idea de fusionar las trompetas, trombones y el violín y saca la magistral y única pieza no tocada por ninguna otra agrupación La Cartera, original de Arsenio Rodríguez, con un elenco de músicos, entre otros, Lewis Kahn, otro judío maravilloso trombonista y más tarde rescatado por Larry en el violín; la conformaba también un maestro del canto, el gran Junior González. No alcanzarían las páginas del periódico para hablar de Larry Harlow. Para terminar solo le decimos, gracias maestro, por deleitarnos y gozar con los tantos temas en los que participaste, que el Todopoderoso todavía te dé muchos años de vida para ti y tu gran ritmo de nunca acabar: la salsa.

Eimar Fandiño Sarmiento
archy.1953@hotmail.com