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Han pasado cuarenta años desde aquella noche del 29 de noviembre de 1973 cuando graduados de bachiller llenos de orgullo salimos del paraninfo del Colegio diciéndole al mundo que una vez del Colegio Americano, siempre del Colegio Americano.

Hoy, convertidos en padres, abuelos y algunos casi bisabuelos, podemos con plena razón pregonarle al Universo que los sentimientos de amistad se equiparan a los lazos de sangre. Nuestra amistad permanece incólume ante el transcurso del tiempo.

Algunos compañeros nos precedieron en el encuentro ante ese señor en el que creímos desde que éramos niños; de otros, muy contados, no tuvimos más noticias, pero el grueso de nuestra promoción se reunirá el 29 de noviembre del cursante año en un culto de acción de gracias a Dios por habernos permitido gozar del noble sentimiento de amistad que se erige como ejemplo ante las presentes generaciones. También celebraremos con sana alegría el día 30 este glorioso aniversario que nos recuerda que el tiempo transcurrió pero que aún somos jóvenes de espíritu y que somos hermanos del alma. El 01 de diciembre frente al mar Caribe y llenos de la emoción propia del reencuentro nos daremos el abrazo de hasta luego, con la promesa de seguir siendo hermanos y de seguirnos frecuentando hasta cuando nuestro Creador lo permita. Que Dios nos bendiga.

Luis Marique Silguero