
"Murió sin saber más nada del mundo exterior"
En esta nueva entrega de #UnÚltimoAdiós, el reciente formato de EL HERALDO, Andrea Turizo Avila narra el fallecimiento de su tío a causa de la covid-19.
“Mi tío, Oliver Avila Martínez, quien fue mi amigo, consejero, maestro de vida y hasta mi padre, ya no está con nosotros. El amor y el afecto que existía entre él y yo no se gana de la noche a la mañana ni tiene un precio, me enseñó que un humilde gesto podía llenarme más que el mejor regalo de navidad.
Con él aprendí a disfrutar lo que la vida nos da. Desde unas moneditas para comprar un pancito, como sucedió una vez cuando yo era apenas una niña y me dijo:
- Vea mamita, cómprese un pan allí en la panadería que son muy sabrosos.
Era un buen orador y contador de cuentos e historias que plasmó en un libro y un ensayo que no alcanzó a publicar. Podía quedarme horas enteras, incluso toda una noche escuchándolo porque era todo un polímata, hablaba de muchos temas y le gustaba escuchar mucha música, esta fue una de sus adicciones favoritas.
El tema ‘Provinciano’, interpretada por Olimpo Cárdenas, que ilustra tantas historias que con orgullo me refería y sus fragmentos representaban algunos apartes de su historia:
“Las locas ilusiones, me sacaron de mi pueblo
Y abandoné mi casa para ver, la capital
Como recuerdo el día, feliz de mi partida,
Sin reparar en nada de mi tierra, me alejé”.
Se tuvo que ir lejos del pueblo para darle un regalo a mi abuela, mejoró su casita con mucho orgullo:
“Y mientras que mi madre, muy triste y sollozando
Decíame: Hijo mío llévate mi bendición”.

Mi tío Oliver fue un gran personaje reconocido en la región porque fue un historiador, pintor, escultor, escritor, periodista, profesor de artes, entre otros. Cabe resaltar que solo estudió hasta segundo de primaria, pero esto no fue impedimento para desempeñarse en todo lo que le aportó a la cultura.
Enfermó el 22 de agosto de 2020, sin saber que era por covid-19. Fue internado en el hospital de Guamal, Magdalena. Al día siguiente fue remitido al hospital de El Banco.
El 24 de agosto nuevamente lo remitieron a una clínica en Santa Marta. Allí estuvo internado hasta el 5 de septiembre a las 5:30 de la tarde, cuando se produjo su deceso, no aguantó la intubación, tenía 65 años y padecía varias afecciones. En ese entonces estaba el pico muy alto de la covid-19.
Unas horas antes de su traslado a Santa Marta habló con mi mamá y conmigo, se notaba muy positivo y animado, pero en el transcurso de la conversació su voz se fue debilitando, se entristeció y nos dijo:
- No quiero que me trasladen a Santa Marta porque sé que no voy a volver...

La última vez que compartí con él, ya que vivo en Barranquilla, fue en enero de 2019, pero incluso en la distancia teníamos comunicación permanente, casi a diario hablábamos. Recuerdo que unos días antes estaba feliz porque iba a empezar un tratamiento para mejorar su vista y me dijo:
-Mamita, le tengo una noticia muy buena: me van a operar y voy a volver a pintar cuadros.
Sus alegrías eran mis alegrías y viceversa. Después de esas fantásticas noticias enfermó.
Han transcurrido diecisiete largos meses sin su presencia, el 16 de febrero lo recordé mucho más porque era el día de su cumpleaños. La pérdida de mi tío Oliver es algo que no sé si lo podré superar, es un dolor indescriptible que solo los que han pasado por esto lo pueden entender.
Sus últimas palabras, que aún retumban en mi mente, fueron:
- Mamita, ya me voy para Santa Marta, ya llegó la ambulancia por mí...
Fueron momentos muy difíciles y dolorosos para nosotros porque no se permitían las visitas en los hospitales y él estaba allá solo, sin nadie que le diera una voz de aliento. Murió sin saber más nada del mundo exterior, pedía que le llevaran el radio y el teléfono porque quería estar informado de todo lo que sucedía afuera.
Estuvo solo, como una de sus canciones favoritas: ‘La Cama Vacía’, interpretada por Oscar Agudelo:
“Desde un tétrico hospital
Donde se hallaba internado,
Casi agónico y rodeado
De un silencio sepulcral,
Con su ternura habitual,
La que siempre demostró”.
Así pasó mi tío Oliver sus últimos momentos, luchando por su vida. Sueño con él muy seguidamente y casi todos los días lo lloro, aún no he podido visitar su tumba, tengo la esperanza de que pueda volver porque él sabe que mi corazón sufre por su pronta partida.
Lo más paradójico de esta historia es que unos días antes había pintado algunos murales alusivos a la prevención de la covid-19, algo propio de su creatividad.

Ahí terminó la historia de mi Provinciano, mi tío, mi padre”.
Historia de Andrea Carolina Turizo Avila
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