En el año 3.500 a. C., los sumerios contaban con una avanzada astronomía y la escritura cuneiforme. En Asia, para esta misma época, se daba inicio al cultivo de arroz. A cientos de kilómetros de estas civilizaciones, los indígenas arawak ya domesticaban el cultivo de la yuca amarga hasta convertirla en casabe en los asentamientos de Monsú –ubicado a 300 metros del actual Canal del Dique– y en Puerto Hormiga –cercano a la desembocadura del río Magdalena, en Barbacoas–.
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Estos son las primeras aproximaciones históricas de existencia humana en los territorios que actualmente ocupan Barranquilla y su área metropolitana. Una muestra que permite conocer algunos indicios, desde lo antropológico, de lo que somos y de dónde venimos.
Para el historiador Moisés Pineda, muchos ciudadanos desconocen detalles relacionados a nuestros antepasados. El especialista en Sociedad y Cultura Caribe indicó que, según las investigaciones, se ha podido establecer que los pobladores de estos territorios dejaron de ser cazadores y convertirse en silvorecolectores tras asentarse en el territorio del Delta de la desembocadura del Gran Río, al que llaman Yuma, dando inicio a la vida y organización de 'la civilización de las aldeas' en América del Sur.
'Nuestros antepasados viajaron por cabotaje, guiados por las estrellas llevando la tradición cultural del casabe a las Islas de las Antillas mayores y menores. En un período de varios siglos, arribaron hasta América Central donde ya se había desarrollado el cultivo del maíz', sostuvo el experto.
De acuerdo al relato de Pineda, de la época prehispánica a la Colonia, en este territorio, que vendría a ser el de Tierradentro y de la Villa de Barranquilla, Pedro de Heredia encontró varios asentamientos de pobladores originarios de la familia Arawak.
Camacho, Comopacua, Juaruco, Cipacua, Malambo y Malambo Viejo, Cacaromoa, Tubará, Paluato, Megua, Galapa, Baranoa, Sibarco, Oca, Usiacurí, Taibe, Saco, Mahates, Guacaribana, Tameme, Piohón (Piojó), Hibacharo, Zamba, Mazaguapo, Totumo, Turipaná, Ocahagua, Huramaya, Choa, Luruaco, Suribana, Malambito, Zapane, Tameme y Yaguaro son algunos de los poblados que con el paso del tiempo derivaron en encomiendas, pueblos de indios y sitios de libres.
Asentamiento prehispánico
Andrés Camilo Beltrán, arqueólogo del Museo Mapuka de la Universidad del Norte, contó que para hablar de la Barranquilla de antes habría que remitirse a los antecedentes arqueológicos hallados en el siglo XIX y XX, cuando no se tenía claridad sobre asentamientos anteriores a lo que es actualmente la capital del Atlántico.
Según explicó el experto, inicialmente se tenía un plano del ingeniero Antonio Luis Armenta que llegó a la ciudad a construir parte de lo que es Barrio Abajo y en sus adecuaciones se dio cuenta que en esta zona se encontraban varias urnas funerarias.
Puso de presente que, de acuerdo con el planteamiento de Armenta, dicho lugar podría ser una necrópolis de los antiguos pobladores prehispánicos de esta región. Sin embargo con los programas de arqueología preventiva que se han hecho desde 2015 –con la ampliación de la carrera 50 y en el proyecto El Río de ISA Intercolombia– se pudo evidenciar que realmente no es una necrópolis, sino que era un asentamiento prehispánico.
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Al respecto, el arqueólogo del Museo Mapuka precisó que estos datos se han logrado gracias a la adaptación por cronología relativa. Es decir, por la cerámica y materiales que se encontraron allí.
'Lo que hemos encontrado es que efectivamente están las urnas funerarias, pero hay que recordar que los habitantes prehispánicos de esta zona, los habitantes del Bajo Magdalena, tenían costumbres de encerrar sus muertos dentro de las viviendas y esto lo podemos saber porque se han encontrado huellas de lo que podrían ser estas casas', sostuvo Beltrán.
De acuerdo con el relato de Beltrán, se han encontrado fragmentos de cerámica, ollas o vasijas que utilizaban para consumo y restos óseos de los animales que consumieron. Dichos hallazgos permite identificar algunas especies acuáticas, lo que denota que estas poblaciones aprovecharon muy bien su espacio cerca de los ríos y ciénagas.
'Recordemos que la ciudad hoy la vemos urbanizada, pero anteriormente tenía un paisaje completamente diferente al de hoy. La Alcaldía se dio a la tarea de recuperar esa visión del río Magdalena que en años anteriores se privaron y justamente porque las comunidades prehispánicas que se asentaron aquí tenían muy en cuenta ese factor del Río, ciénagas y de allí aprovecharon sus recursos', indicó.
Agregó que estas comunidades se alimentaban de peces, pero también de reptiles como la tortuga. Así mismo señaló que estas poblaciones incluían en sus dietas mamíferos como los venados o los chigüiros que eran casados.
Más hallazgos
Según el arqueólogo de Uninorte, en 2022 se descubrieron dos contextos al cual llamaron ‘concheros’ que son las acumulaciones de conchas que en ocasiones tenían restos de fauna u otro tipo de materiales.
Indicó que se tienen otros antecedentes arqueológicos hallados en los barrios Siape, Me Quejo, Los Alpes, La Cumbre, Villa Santos y Nuevo Horizonte, los cuales dan cuenta de materiales arqueológicos como urnas funerarias con restos humanos.
'Cerca de la Universidad del Norte se encontraron fragmentos cerámicos y en el colegio Sagrado Corazón se encontró un enterramiento humano, que nos habla que la dispersión de esta población era bastante amplia', expresa.
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Para el arqueólogo es complejo decir que Barrio Abajo es el epicentro de las poblaciones prehispánicas, debido a las evidencias encontradas: 'Sabemos que hubo una ocupación como tal y que esta gente podría ocupar otros tipos de ambientes. No eran personas que estaban encerradas en este espacio, sino que también tenían un gran intercambio con otros grupos del Bajo Magdalena, con quienes compartían tradiciones estilísticas'.
Con relación a los intercambios, los expertos indicaron que se ha encontrado elementos traídos de otras zonas (Zambrano o de la depresión Momposina): 'Incluso, hay líticos que su materia prima no pertenecen o no se encuentran en esta zona y pueden venir de la Sierra Nevada de Santa Marta, lo cual nos habla que se comunicaban entre sí y tenemos que ellos traían recursos también del mar'.
Otras investigaciones
El director del Museo de Antropología de la Universidad del Atlántico, Álvaro Martes, aseguró que en la década de los años 60 se adelantaron investigaciones de campo –lideradas por Carlos Angulo Valdés, experto de esta alma mater– en la zona de la Barranquilla moderna.
En dichos espacios se identificaron zonas que demuestran la existencia de grupos humanos en las eras previas al nacimiento de Cristo. Algunos de los sectores corresponden a la calle 72 y los barrios Alboraya, Abajo, Las Flores y Siape.
Indicó, además, que en Barranquilla existió un mito fundacional a partir de la llegada de colonos. Puso de presente que la ciudad tuvo un proceso diferente a Cartagena y Santa Marta, que obedecen a un urbanismo.
'Tenemos unos orígenes de muchos grupos de distintos países de Europa. Sin embargo la evidencia arqueológica indica que hay presencia de grupos humanos d. C. (después de Cristo). Es así como se derrumba el mito de los ganaderos galaperos a nuestra ciudad. Hay dataciones desde el 200 a. C. y d. C., que nos muestra la presencia de grupos humanos que estuvieron asentados en lo que es Barranquilla', puntualizó.
La pujanza de Barranquilla
Barranquilla era una confluencia de varias culturas. Según el antropólogo Andrés Beltrán, la evidencia arqueológica hallada en la Vía 40 reveló la existencia de rieles y clavos del antiguo Ferrocarril de Bolívar.
'Hay personas en la ciudad que no recuerdan que hubo un ferrocarril que iba hasta Sabanilla y Puerto Colombia, transporte muy importante porque fue la vía principal por donde salió y entró la mercancía desde Europa', expuso.
Recalcó que gracias a esta estructura se fortaleció el comercio y generó competitividad para Barranquilla, porque todas estas industrias fueron las que empezaron a hacer crecer y a convertirla en una ciudad portuaria.
'Aquí salían importaciones y eso lo vemos en el registro arqueológico porque tenemos lozas industriales de fabricación inglesa, porcelanas chinas y cerámica mexicana Tonalá que nos habla de esos intercambios culturales', agregó.
Precisó, además, que 'hay personas que creen que no hay arqueología y justamente lo que hemos encontrado es que sí, ahí se conservan contextos muy importantes'.
Para Beltrán todo proyecto de construcción debe incorporar la arqueología como un componente significativo para proteger este tipo de patrimonio que puede que en muchos no se encuentre nada, porque hay alteraciones previas de construcciones.
'Esto nos ayuda es seguir poniéndole fichitas a este rompecabezas que tenemos en Barranquilla, de ir sabiendo dónde están estas personas, qué consumían, qué hacían, cómo era su vida cotidiana y cómo se interrelacionaban incluso con los demás', cerró.
Barranquilla: la República
Al momento de elevarse a Barranquilla en Villa, según el historiador Moisés Pineda, las autoridades de Cartagena buscaron garantizar el control territorial.
Además de la actual capital del Atlántico, otras 10 poblaciones recibieron dicha categoría.
Las municipalidades fueron: Malambo, Galapa, Tubará (se segregó Puerto Colombia en 1905), Sabanagrande, Santo Tomás, Palmar de Varela, Polonuevo, Ponedera, Baranoa, Usiacurí, y Piojó.
Pineda sostuvo que dichas municipalidades también deberían participar de conmemoraciones alrededor de la fecha del 7 de Abril.




















