'La puntita tiene una magia y una cosa, que le aporta al carnaval un plus de creatividad que va más allá. Cuando alguien entra a la puntita siente la necesidad de expresarse, de explorar, de crear, de imaginar un personaje y un universo diferente'.
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Con esta apasionada explicación Yuyo del Valle intenta expresar lo que para él es La puntica no ma’, una de las comparsas más libertinas y creativas de las carnestolentas en ‘La Arenosa’.
De acuerdo con sus miembros, la magia de ‘La Puntica’ va mucho más allá de solo disfraces y colores.
Habiéndose fundado en 1999, esta mágica comparsa inició con un conjunto de tan solo 10 personas que, a día de hoy, se ha transformado en más de 300 ‘punteros’ que llenan de alegría y fantasía la gran Batalla de Flores de Barranquilla.
Continúa diciendo Yuyo sobre la que es, para él, una de las mejores formas de exteriorizar esa esencia alegre y 'recochera' que el resto del año se mantiene oculta en su interior. Este pensamiento también lo comparte su esposo, ‘Alejo’, quien sentado a su lado, y lanzándole de vez en cuando una mirada de complicidad, asiente con seguridad.
Yuyo y Alejo forman parte de la comparsa desde hace cuatro años. Ellos, en conjunto, crearon un particular personaje llamado ‘El Torito Catrín’ que está estéticamente pensado para lucir como una coraza o armadura de huesos con enormes cuernos de toro.
Esta figura carnavalera surgió de la fusión de dos culturas. Yuyo, al ser barranquillero, aportó el toque del clásico Torito de Carnaval; mientras que Alejo, queriendo traer un toque mexicano a las carnestolendas, propuso El Catrín, evocando uno de los personajes típicos del Día de los Muertos en México.
De acuerdo con los artistas, su idea al crear este disfraz como si fuese una 'armadura', vino de la historia que existe detrás de este conjunto de piezas usadas para la seguridad y la protección de quien las portaba.
Para la pareja colombo-mexicana, transmitir esa sensación de estar protegidos tras sus culturas y sentirse seguros de lo que son, era clave. Así como demostrarle al público que dos culturas pueden mantenerse unidas sin tener que perder su esencia.
'El Torito Catrín es un instrumento que integra dos culturas que, aunque compartimos el ser latinos, somos diferentes. (...) A pesar de eso, no solo podemos convivir, sino también tenemos la capacidad de crear en comunidad'. Expresa Yuyo.
Afirmación que su esposo complementa diciendo que 'este personaje rompe el molde, porque salimos como pareja, como una dualidad'.
Según Alejo, lo que ellos aportan al carnaval es 'inclusión, progresismo y la intención de que estos aspectos perduren todos los días, no solo las tantas horas que dure el desfile'.
De acuerdo con lo que afirman, para él y Yuyo, una de las principales particularidades que tienen, tanto El Torito Catrín como la propia comparsa en sí misma, es ese 'plus' - como ellos lo denominan - de no quedarse en lo tradicional, sino aventurarse a exponer nuevos personajes que logran hacer que converjan lo clásico y lo nuevo, junto con la fusión de otras culturas y una simbología erótica fuertemente criticada y estigmatizada por la sociedad en épocas anteriores; todo esto a través de una ambiciosa puesta en escena que no discrimina ni de conceptos, ni de diversidad, llamada ‘Floréame la pepita’.
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‘Floréame la pepita’
Lejos de ser sinónimo de vulgaridad, este proyecto está pensando para propiciar la creatividad por medio del color, la introspección y el rompimiento de la barrera de lo considerado como ‘real’, liberando una infinidad de opciones para carnavalizar la esencia de todo aquel que se una a él, por medio de un performance artístico como un personaje fantástico.
Y es que, tan solo con entrar a la ‘Sede de la Puntica’, la magia carnavalera se siente brotar de las paredes con murales sugerentes, de las esculturas alocadas y coloridas y de disfraces que, aunque bien tienen ese aura carnestolenda, no se parecen tanto a los de carnavales de antaño.
Y esto se debe precisamente a eso que ya antes había mencionado Yuyo, no quieren solo ser un disfraz o un comparsa más.
Cada miembro de la comparsa plasma un sentir en su creación, esa es la magia de La Puntica, ningún disfraz se parece a otro y ninguno transmite lo mismo que otro, pero todos tienen algo en común: son la extensión del sentir de quien lo porta.
En el caso de ‘El Torito Catrín’ es la sensación de seguridad de Yuyo y Alejo, pero existen otras creaciones, como la también conocida ‘Afrodota’ que no es más que la personificación de la fuerza y el coraje de Mar Velilla, cariñosamente apodada por sus amigos como 'La Mar'.
Narra la mujer con un tono alegre, pero algo nostálgico.
Actualmente 'La Mar' es una joven extrovertida y de exuberante personalidad; sin embargo, detrás de su personaje de Afrodota se encuentra esa historia de una lucha contra la depresión y los problemas personales. Ella encontró la fuerza para salir adelante y es esa precisamente la esencia que plasmó en Afrodota, una guerrera negra intergaláctica y 'grandota' como ella, según dice en medio de sonrisas y carcajadas.
Pero, en La Puntica No Ma’ el papel de La Mar va mucho más allá de solo representar un personaje. 'Desde mi oficio, a los Vírgenes que son ‘Los Punteros’ nuevos, los guio en la creación de su personaje, en su vestuario, maquillaje, zapatos, todo'.
Y así como el Torito Catrín y Afrodota son varios los personajes que participan del desfile, pero son aún más las personas que se encuentran detrás de la magia y la fantasía que transmite La Puntica.
De acuerdo con Yuyo, para poder hacer posible La Puntica año tras año, el proceso empieza mucho tiempo antes de las fechas del carnaval y son muchos los involucrados. Todos trabajan en conjunto y, a través de grupos muy estructurados organizan todo.
Es así como se logra crear ese ambiente de carnaval, fantasía, libertad y magia que tanto caracteriza a La Puntica que, de seguir este camino, es muy seguro que 'no se quede en este carnaval No Ma'.


