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El Director Consejero de EL HERALDO Juan B. Fernández Renowitzky, quien puso en marcha y consolidó la modernización de este diario y fue un permanente defensor del desarrollo económico, social e institucional de la región Caribe con autonomía y sin la obstrucción del centralismo, lucha que impulsó desde la Asamblea Constituyente de 1991, falleció este lunes 25 de agosto a la edad de 99 años, acompañado por su esposa Elisa Noguera de Fernández, su hijo Juan B. Fernández Noguera y demás familiares.

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“A la Costa es mucho lo que le han negado para su desarrollo”, se le escuchó reclamar, en múltiples ocasiones, a presidentes de la República y ministros en diferentes foros nacionales y regionales, así como en la Tertulia de EL HERALDO, espacio de debate que él ideó con el propósito de analizar temas de trascendencia de frente a la opinión pública y a los lectores de esta casa editorial.

Nacido el 22 de marzo de 1926, graduó de bachiller en 1944 en el Colegio San José, donde inició su amistad con Gabriel García Márquez. En 1950 recibió su tituló como Abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, centro de estudios donde, simultáneamente, cursó tres años de filosofía.

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ArchivoJuan B. Fernández Renowitzky, Director Consejero de EL HERALDO.

Entre 1950 y 1951 estudió Humanidades en la histórica Universidad La Sorbona de París, Francia. Posteriormente tomó cursos de literatura y economía en la también reconocida Universidad de Harvard, Estados Unidos.

Desde niño, a los 7 años, tuvo su primer encuentro con el periodismo. Cuando EL HERALDO inició labores en 1933, en su primera sede en la llamada Calle Ancha, hoy Paseo Bolívar, visitaba la sala de redacción con su padre y director Juan B. Fernández Ortega.

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“Siempre he estado vinculado a la redacción, de planta lo hice a los 15 años”, les contaba con beneplácito a los redactores durante las reuniones con Olga Emiliani Heilbron, la infatigable subdirectora que por casi dos décadas lo acompañó a sacar adelante cada edición.

Su vida pública

Al regresar a Barranquilla luego de su preparación académica y profesional, de 1956 a 1961 Juan B. Fernández Renowitzky se desempeñó como juez Municipal, juez del Circuito y magistrado del Tribunal Superior del Atlántico. Luego, de 1961 a 1963, fue rector de la Universidad del Atlántico.

En este último año el presidente Guillermo León Valencia lo nombró alcalde de Barranquilla, cargo que ocupó entre 1963 y 1965. De esa experiencia contaba que en el carro asignado a su despacho, fiel a su rigurosa forma de actuar, llevaba una “libreta, de esa sencillitas que venden en las tiendas” y escribía las direcciones de las vías en las que encontraba “un hueco, un bordillo o un andén partido”. Esa especie de inventario en tiempo real lo entregaba a su secretaria para que elaborara, de inmediato, un oficio dirigido al gerente de las Empresas Públicas Municipales. “A los pocos días pasaba a ver si habían hecho el arreglo. Si encontraba que no, le mandaba otro memorándum al gerente”, recordaba.

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En nombre del Partido Liberal se desempeñó como Ministro de Minas y Petróleo, y de Comunicaciones, entre 1970 y 1972, en el gobierno del presidente Misael Pastrana Borrero; también en esa administración fue embajador en Chile, en 1973, año en el que sucedió el golpe de estado a Salvador Allende.

Y se desempeñó como codirector de la revista Consigna, que comenzó a circular en 1976.

Juan B. Fernández Renowitzky, acompañado del exvicepresidente Gustavo Bell.

EL HERALDO moderno

Juan B. Fernández Renowitzky asumió la dirección de EL HERALDO en 1975 de manos de su progenitor Juan B. Fernández Ortega, uno de los pocos periodistas colombianos que ha ganado –en 1952– el prestigioso premio María Moors Cabot que otorga la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

Tras funcionar los primero cinco años en la casona de la Calle Ancha, el periódico, fundado por Alberto Pumarejo Vengoechea, Luis Eduardo Manotas Llinás y Fernández Ortega, se mudó a la Calle Real o 33, cerca de la Iglesia de San Nicolás en el Centro de Barranquilla, entre carreras 40 y 41.

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En 1981 el diario líder en la Costa comenzó su modernización: pasó del llamado sistema caliente, que consistía en hacer el periódico en linotipos y utilizando plomo, al sistema ‘off set’ o frío, con una moderna rotativa Goss Community que le permitía brindarles a sus lectores en cada rincón del Caribe una impresión nítida y en color.

Ese proceso fue abanderada por Juan B. Fernández Renowitzky, en compañía de los gerentes Alberto Mario Pumarejo Certain y Manuel De la Rosa Vives y del superintendente o auditor Alberto Gieseken Roncallo, fallecidos. Para ello fue construida una nueva sede, amplia y moderna, en la calle 53B con carrera 46. La misma en la que hoy avanza el proceso de crecimiento de sus productos impresos y de su plataforma digital, acorde con los retos que afrontan a nivel global los periódicos.

Fiel a los postulados institucionales de defender a la Costa y a su propia convicción, a través de los editoriales libró, una y otra vez, verdaderas cruzadas regionales como la construcción de la Hidroeléctrica de Urrá, que hoy funciona en Córdoba, y del puente Pumarejo en Barranquilla sobre el río Magdalena; la interconexión vial para impulsar el desarrollo regional portuario, con el objetivo de conectar la industria local y nacional con los mercados mundiales, y la construcción de la segunda línea de interconexión eléctrica con el interior del país para que la Costa no quedara aislada.

También, entre otras muchas luchas, dio la pelea por la ampliación de las coberturas de acueducto y alcantarillado que en esta zona del país eran muy inferiores con las del interior; reclamó el necesario mantenimiento de los tajamares de Bocas de Ceniza para que no se cerrara el puerto barranquillero; le exigió a la guerrilla la suspensión de los atentados contra la infraestructura eléctrica, con notables perjuicios para la población, y reclamó al Gobierno nacional políticas serias de salud y de saneamiento básico para la disminución y erradicación de enfermedades que como la gastroenteritis o la poliomielitis, año tras año, ocasionaban la muerte o la enfermedad incapacitante de centenares de niños.

En reconocimiento al rigor, respeto y altura con la que se desempeñó desde esta casa editorial, en 1994 Juan B. Fernández Renowitzky recibió el Gran Premio a la Vida y Obra de un Periodista otorgado por el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, galardón que en 1982 le había sido conferido a su padre.