En horas de la tarde del pasado sábado se dio a conocer el cambio en el agente especial interventor al frente de la ESE Universitaria del Atlántico (UNA), removiendo al valduparense Fredys Socarrás, quien había asumido desde el pasado mes de agosto.
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En su lugar llega Maryury Diaz Céspedes, quien es especialista en Administración en Salud y magíster en Salud Pública y Desarrollo Social y fue gerente del Hospital de Villavicencio, entre el 2020 y el 2024.
EL HERALDO conversó en exclusiva con Socarrás a las pocas horas de haber sido notificado y lamentó la forma en que lo retiraron del cargo, sin previo aviso.
¿Lo sorprendió la noticia de su salida de la ESE UNA?
Estábamos preparados para salir en cualquier momento y se lo repetía a mi equipo, pero nunca pensé que fuera así, de manera precipitada, como bajo la sombra de la noche. Me sorprendió que haya sido un sábado en la tarde como a escondidas, porque es un día de descanso.
Más cuando el jueves previo a la rendición de cuentas, que está programada para el 4 de diciembre en la sede de la Superintendencia de Salud Nacional, radiqué un informe de gestión al señor superintendente de Salud bien detallado de los logros en apenas tres meses.
¿Usted está fuera de la ciudad, cómo se enteró de su salida y qué hay del proceso de empalme?
Vine a Bogotá para terminar de ajustar los proyectos con detalles técnicos y en la tarde del sábado fui informado por personas trabajadoras que había llegado la nueva interventora, me fue extraño que lo hicieran un día no hábil y cuando no había funcionarios que atendieran la comisión, lo vi como si fuera un asalto, un sábado como a escondidas.
¿Le han explicado algún motivo para sustentar el cambio de interventor?
Eso es lo paradójico, acabo de compartir la entrega de ambulancias con el señor ministro (Guillermo Alfonso) Jaramillo, quien está informado de los avances de nuestra gestión porque vino a visitarnos y lo dijo en su discurso y reconoció la gestión y además anunció el fruto de nueve proyectos de inversión que presenté al Ministerio de Salud por valor de 53.000 millones de pesos que ya el ministro anunció su aprobación y que girará el 50 % en este año y el resto a comienzos del 2026.
¿No es muy extraño que salga justo después de que Minsalud se comprometió a aprobarle 53 mil millones de pesos en proyectos?
Sí, lamentablemente eso pudo despertar el interés de intereses políticos y empresariales de la salud, son coincidencias.
¿Pudo haber pesado el cambio de superintendente de Salud o cree que se debe a algún movimiento político?
Es un enigma que habrá que descifrar porque toman las dos instituciones que mejores resultado venían dando como el Hospital Rosario Pumarejo, de Valledupar, con un interventor destacado, José Liñan, y con ESE UNA, donde en tres meses recuperamos la confianza de los pacientes y de los trabajadores.
¿En qué condiciones encontró a la entidad?
Moribunda y en cuidados intensivos, realmente me impactó el estado de cosas que jamás pensé que podría llegar a pasar en un hospital público, sobre todo las deudas con los empleados y contratistas de órdenes de prestación de servicio. Eso me impactó, que a una auxiliar de enfermería que debe trasladarse diariamente desde su casa se le estuviera debiendo 7 y hasta 10 meses.
¿A la fecha qué es lo más urgente y en qué condiciones deja a la ESE UNA?
Lo más urgente es dotar de equipos médicos para que las UCI neonatal y pediátrica sean propias, equipos de imagen diagnóstica para que sean propios y pagar toda las deudas de trabajadores, proveedores y recuperar los edificios de los hospitales Alta Complejidad, Mental, Pediátrico, Sabanalarga y buscar usuarios de EPS para el Hospital Juan Domínguez, quería verlo lleno de gente.


