En los corredores del Liceo de Cervantes, decenas de estudiantes corrían o caminaban con un trozo de pudín en la mano. La música cristiana retumbaba en cada esquina y los docentes también mostraban una actitud animosa: estaban de fiesta, porque Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo jerarca de la iglesia Católica.
Le puede interesar: Las anécdotas del barranquillero que fue aprendiz del papa León XIV: “Es una persona supremamente humana”
Pero la dicha en estos pasillos cada vez escalaba más, porque León XIV transitó por los mismos lugares en los que los miembros del Cervantes celebraban su elección.
“Vamos a marcar una línea para la Iglesia: una Iglesia comunitaria, una Iglesia viva. Él no va a gobernar la Iglesia solo desde la perspectiva agustiniana —sería ilógico—. Él es el papa de toda la Iglesia. Pero ciertamente nuestro carisma hoy está muy vivo”, expresó fray Camilo Pineda, director del pastoral de la institución educativa.
El ahora papa estuvo dos veces en Barranquilla, la primera en el 2002 y la segunda en 2007. Ambas fechas llevando la doctrina de San Agustín a los espacios de la institución como superior general de la orden agustinos.
Al recibir la noticia, llegó a la mente del religioso Pineda aquellos momentos que compartió con Prevost. Revisó los correos que alguna vez se enviaron y reforzó la percepción que tiene del jerarca: es una persona inspiradora, asequible y fraterna.
“Estuve revisando los correos electrónicos que cruzamos en varias ocasiones. En ese momento –insisto– él era el superior general de la orden, y en muchas de las ocasiones respondió con mucha gentileza, hablándole a uno como de un padre a un hijo”, evocó.
Además: La huella de la visita de Robert F. Prevost a Barranquilla en 2002
En sus visitas, el religioso se hospedó en el convento del colegio. Comía de todo. Incluso, llegó a probar la mojarra frita con un arroz exquisito y se sumergió en las absorbentes tradiciones de la ciudad. Esto debido a su vocación como misionero y su deseo insaciable de estar con la gente.
“Era y es misionero. Ese profundo sentido de entender la cultura donde está lo tiene en su ADN. Ese ser latino también lo sentimos cercano, justamente por su experiencia como misionero en Perú. Pero no solo por eso: realmente se siente peruano”, resaltó.
Eso sí, al arribar a estas tierras cumplió en principio con el protocolo: conversó con los frailes y con cada hermano de la comunidad agustiniana.
Les preguntó por su vocación y su espiritualidad. Posterior, dialogó con el personal educativo y de la obra en general. Y, al final, hizo un análisis de cómo veía a la comunidad.
En sus visitas y seminarios, insistió en tres cosas principalmente: primero, la vida fraterna y la vida comunitaria, ya que para los agustinos este es un tema central.
Segundo, la formación académica. Prevost hacía énfasis en que los frailes agustinos debían formarse en las diferentes ciencias, ya sean ciencias humanas o teológicas.
Y el tercero, que es el mayor de todos: la vida espiritual, la oración y la vida sacramental.
“Sus recomendaciones eran claras. Los agustinos debemos ser fraternos con todos, especialmente con nuestra comunidad. Tampoco podemos descuidar las misiones ni nuestras instituciones. La primera misión está aquí, por supuesto, pero también tenemos misiones por fuera”, explicó.
Pedro Esmeral Delgado, profesor del Liceo Cervantes desde 1995, recuerda las dos visitas del sumo pontífice, y no olvida sus charlas enfocadas en el carisma agustiniano.
“Transmitía conocimiento, plenitud en el carisma agustiniano para aplicarlo a la enseñanza. Recuerdo su sencillez, sus comentarios alegres que amenizaban todo el quehacer”, rememoró.
Lea también: Alcalde Char le da la bienvenida al nuevo papa León XIV y resalta su cercanía con Barranquilla
Los comentarios coinciden y apuntan que la Iglesia católica tiene un papa humano, que, a pesar de que viajaba por todo el mundo y muy seguramente el jet lag lo afectaba, en la institución no se le vio molesto ni enojado. Quizás cansado, pero con una irrevocable nobleza.
Una comunidad en fiesta
Orgullo. Ese es el principal sentimiento que siente la comunidad cervantina tras recibir la noticia.
“Es algo increíble y muy emocionante, porque el papa, que ahora es una figura tan importante para la Iglesia, estuvo en nuestro colegio. Eso es un gran honor, especialmente para quienes tuvieron la oportunidad de verlo en persona”, comentó María Jerez, una estudiante que también disfrutaba de la jornada festiva.
La joven también aprovechó el espacio para mandar un contundente mensaje al jerarca.
“Le envío un mensaje lleno de cariño: que nos cuide a todos, que siga siendo un gran misionero, como lo fue antes, y que siga siendo una persona cercana a nosotros. Que transmita amor, para que también podamos sentir ese cariño y devolverlo”, sostuvo la alumna.
Y su compañera Gabriela Amaya recalcó que su presencia en las instalaciones debería hacerlos sentir afortunados desde lo espiritual.
“Él representa a Dios y su presencia en el colegio significa que tenemos a alguien que nos acompaña, que apoya nuestra fe. Hoy en día, es un papa muy importante para todos nosotros”, argumentó.
De esta forma, los estudiantes del Cervantes le desean al nuevo vicario de Cristo que la bendición de Dios lo acompañe en su pontificado.
“Nos llena de mucho orgullo y alegría. Le pedimos a Dios que lo guíe en este nuevo camino y que todo le salga súper bien”, dijo la alumna Sara Fernández.
Por otro lado, la docente Magda Rivera manifestó su alegría por la huella que dejó desde hace mucho tiempo en la comunidad.
“Estoy emocionada y feliz, porque se ha escogido al primer papa proveniente de la Comunidad Agustina. Sé que el Espíritu Santo lo va a guiar y estoy convencida de que será una gran misión la que tiene por delante. Para nosotros, los agustinos, este camino de servicio y de anunciar el Evangelio es algo fundamental, y su elección nos fortalece en ese propósito”, finalizó la profesora.