El sector energético está en jaque. La ideología inspira hoy todas las decisiones al punto de poder afirmar que la política energética consiste precisamente en acabar con los recursos y avanzar peligrosamente a la pérdida total de nuestra autonomía y autosuficiencia.
Lo que no es válido es que una cámara adopte automáticamente lo que la otra ha decidido sin realizar su propio análisis. Esta práctica anula el propósito del debate legislativo y reduce la aprobación de las leyes a un simple trámite, en lugar de un proceso de deliberación.
Los congresistas le pidieron que “lidere la reconstrucción del país en materia de orden público, desarrollo y crecimiento económico”.
El exvicepresidente de Colombia impuso la denuncia ante las autoridades.
Esperemos que los parlamentarios sigan por esta misma ruta en el resto de la legislatura y hundan responsablemente las reformas de la salud, la laboral y, por supuesto, la mal llamada reforma política.