No hemos podido edificar una sociedad democrática donde las diferencias políticas e ideológicas jamás concluyan en la violencia. No hemos logrado que la moderación sea un principio cardinal en el funcionamiento de la democracia.
Es un aliciente escuchar a la viuda María Claudia quien, en medio de su tragedia, rechazó tajantemente cualquier acto de violencia o de venganza en retaliación por el asesinato de su esposo, al tiempo que manifestó la necesidad de que haya justicia, como vía para fortalecer la democracia.
La muerte de Miguel debe unirnos y no sumergirnos en más en discursos de odio que nos dividen y siguen perpetrando los ciclos de violencia, debemos rechazar cualquier justificación de estos crímenes y exigir una justicia que no sea a medias
La revolución industrial encontró en el capitalismo su aliado para apalancar la adopción de nuevas tecnologías y la mecanización de la producción que la caracterizaron.
No para dividirnos más, sino para tejer comunidad. No necesitamos un mesías ni una constituyente. Necesitamos ciudadanos que se pongan la camiseta con dignidad, coraje y esperanza. Porque la patria se salva con hechos, no con discursos. Tampoco se trata de buscar un salvador, sino un ciudadanía despierta, no es una figura, sino una multitud con un propósito común.