Inició la Cuaresma con un inusual Miércoles de Ceniza
En Barranquilla las parroquias siguieron las respectivas medidas de bioseguridad. La jornada se extendió hasta las horas de la noche.
Unos con cabeza abajo y manos entrelazadas, otros de rodillas en el reclinatorio. Ante un insólito panorama se encontraban los feligreses dentro de las iglesias. Dos metros separaban a cada asistente. Frente al altar, el párroco dirigía la eucaristía. Al entrar el público debía registrarse o tener una inscripción previa, tomarse la temperatura y aplicarse alcohol. Así se vivió el Miércoles de Ceniza en las parroquias Perpetuo Socorro, San Nicolás de Tolentino y Catedral Metropolitana María Reina, en Barranquilla.
Ceñidos a las disposiciones de la Santa Sede, se llevaron a cabo las eucaristías en los horarios acordados.
Cambio en los rituales
Pequeños y grandes se dieron cita en los templos desde que arrancó la jornada. Estos tres templos dieron inicio al especial de Miércoles de Ceniza predicando la palabra y contrastándola con la situación actual que vive el mundo por la covid-19.
Antes de la llegada del virus, “dar la paz” en medio de la eucaristía era un espacio en el que abundaban los saludos de mano y los abrazos; actualmente solo se permite un saludo a lo lejos o una reverencia en tono de reconciliación y comunión.
Con notoria extrañez y confusión por parte de los fieles, la hostia se entregó desde diferentes puntos de la iglesia para evitar largas filas.
Posterior a este acto, y sin contacto alguno, el padre compartió algunas indicaciones antes de proceder al momento de la imposición de la cruz, que como novedad, para este 2021 aún pandémico, la ceniza se esparció sobre la cabeza de los católicos, mas no se impuso en la frente como de costumbre.
Este acto litúrgico es considerado como el misterio central de la fe cristiana, la Pasión, Muerte, y Resurrección de Jesús, que prepara a los fieles para recibir el periodo de Cuaresma y así “apartarse del pecado y regresar al Señor”.
La parroquia El Perpetuo Socorro desde las siete de la mañana abrió sus puertas para dar la bienvenida a los feligreses. En las sillas se advertía sobre la distancia que debía mantenerse. En puntos estratégicos el equipo logístico mantuvo el orden.
A plena luz de mediodía, en la parroquia San Nicolás de Tolentino, ubicada en la localidad Norte-centro histórico de la ciudad, el ruido del exterior ensordecía las palabras del sacerdote. Sin embargo, no fue impedimento para llevar a cabo la eucaristía que completó el aforo permitido al templo.
La emblemática Catedral María Reina también fue escenario de la consagración de los católicos. Con sutil delicadeza el padre roció la ceniza sobre la cabeza de los asistentes que gozosos cantaban las melodías de las alabanzas.
Feligreses
Helena Holguín siempre ha visto el Miércoles de Ceniza como una representación de Cristo, en el que se recibe el perdón. “Es triste que no podamos estar todos reunidos en las iglesias, pero esta vez hay que celebrar desde casa. La pandemia nos ha afectado mucho, nos mantiene asustados, pero mantenemos nuestra fe”, dijo.
Por el contrario, Astrid Moreno ve este periodo como una oportunidad para agradecer por la vida luego de tantas muertes que ha dejado el virus.
“Lo que Dios pide es que tengamos conciencia y nos amemos más. Esta pandemia nos llevará a que vivamos la Semana Santa en familia, pues antes estas fechas las tomaban para pasear y no se valoraba el verdadero sentido religioso que tiene”, afirmó.
El día finalizó con una eucaristía presidida por el arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Salas, desde la Catedral Metropolitana María Reina.
Por otro lado, en medio de una discreta liturgia en la Basílica de San Pedro, el papa Francisco invitó a vivir los próximos 39 días de ayuno, oración y limosna. “La Cuaresma es el tiempo para verificar las sendas que estamos recogiendo para volver a encontrar el camino de regreso a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios del que depende todo”, dijo el Sumo Pontífice.
