
El silencio reinó en homenaje a Diomedes a 7 años de su muerte
Los familiares del fallecido ‘Cacique’ de La Junta llegaron muy temprano para dejar arreglos florares en su tumba.
Alejado de la romería de sus seguidores, el séptimo aniversario de la muerte de Diomedes Díaz transcurrió con parcial soledad en su tumba del parque cementerio Jardines del Ecce Homo, en Valledupar.
La mañana del martes las rejas de acceso al campo santo estuvieron limitadas para abrirse, todo por evitar aglomeraciones y así mantener los protocolos de bioseguridad que evitan el contagio de Covid-19.
Muy temprano, con una tenue música que recordaba a ‘El Cacique’ de La Junta, aparecieron sus familiares para dejar un arreglo floral sobre la última morada de ‘El ídolo de las multitudes. Sobre la media mañana el silencio fue espantado por las notas del Mariachi Garibaldi, que apareció en escena para brindar una serenata.
Elver Díaz, hermano de Diomedes, y Joaquín Guillén hicieron presencia, el primero para seguir lamentando la partida del artista y cantar ‘El cóndor herido’, y el segundo para hacer una transmisión por sus redes sociales.
“Fue muy difícil este año, porque estamos acostumbrados que a su tumba venga mucha gente en esta fecha, pero entendemos las medidas de bioseguridad; sin embargo se conectaron ocho mil personas en la transmisión que hice, que duró una hora”, dijo Guillén, quien como siempre advirtió Diomedes Díaz: “ha estado ahí”.

Un detalle que poco cuenta Joaquín Guillén es su última conversación con Diomedes Díaz, en la que incluso el amigo de ‘El Cacique’ le plantea un traslado hacia Cuba, para someterse a un proceso “de recuperación”.
En este aniversario, Joaquín Guillén asegura que todo habría sido distinto en la historia del artista si esa propuesta se hubiese consolidado.
“Ese día fui a su casa, pregunté por él pero me dijeron que no estaba, sin embargo él me vio a lo lejos y pidió que me dejaran pasar. Cuando me acerqué a él estaba sentado en una butaca y le hablé en la misma forma que siempre le hablaba, es decir sin regañarlo o juzgarlo”, cuenta el “amigo inmarcesible” de Diomedes, como lo bautizó Martín Elías Díaz.
Guillén señala que en ese momento, “le dije: compadre, usted tiene que hacer urgentemente un alto en el camino, y con eso le hablé de todo, y le dije que debía hacer ese alto en todo, parar las presentaciones porque no estaba en condiciones, estaba enfermo”.
Dice Joaquín que Diomedes atendía solo con la mirada cada una de sus palabras, que lo escuchaba atentamente, como tomando nota mental. “Le dije que debía ir a Cuba a hacerse los exámenes que fueran necesarios, a hacerse una limpieza de sangre. A todo me decía: sí compadre”, recordó.
El viaje a Cuba, según justificó Joaquín Guillén, no se consolidó porque no era el manejador del artista y le advirtieron que tenía que realizar unas presentaciones ya pactadas, so pena de verse enfrentado a procesos penales.