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En un rincón del suroccidente de Barranquilla, en el barrio Evaristo Sourdis, se encuentra un hogar donde la poesía se convierte en el puente que une sueños con realidades. Desde su vivienda Walter Yépez Del Toro, escritor y promotor de lectura, comparte su historia de superación que sensibiliza profundamente a quienes lo conocen.

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La vida de este plateño estuvo marcada por la poliomielitis desde los 5 años de edad, una enfermedad que pudo haber limitado su espíritu, pero que en cambio avivó su pasión por las palabras y la literatura. Con mucha determinación, transformó los obstáculos en escalones para alcanzar sus sueños.

'Mi remedio para superar todo este tema de la enfermedad fue la lectura, a través de los libros descubrí que tenía mucha vocación por la poesía y luego empecé a escribir poemas, leer a otros poetas y descubrí que eso era lo mío. Definitivamente me sirvió como un bálsamo para seguir adelante y superar todos los miedos que la enfermedad me producía y todo lo que debía enfrentar en la sociedad', dice Walter sentado en su silla de ruedas.

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Hasta la fecha, este hombre de 50 años que ha publicado cuatro libros, ha encontrado en la escritura no solo un refugio, sino también una forma de dar voz a sus experiencias y transmitir un mensaje de esperanza y superación. Sus obras son testimonios de su lucha interior y de su capacidad para encontrar belleza incluso en los momentos más complejos.

'Llevo alrededor de 10 años trabajando como promotor de lectura en la Biblioteca Popular del Barrio La Paz, desafortunadamente en estos momentos estoy sin contrato y algunas labores las hago de manera gratuita desde mi casa, desde aquí he ayudado a muchos jóvenes. Hace cinco años publicamos un texto que se llama El vuelo de los cóndores, en el que aparecen los textos que los chicos producían en los talleres'.

Una gran satisfacción

Su labor va más allá de las páginas de sus libros. Como promotor de lectura en la biblioteca del Barrio La Paz, este padre de cuatro niñas ha creado espacios como el Club de Lectura y el Camino de Escritores, en los que los jóvenes pueden explorar el mundo de las letras y dar rienda suelta a su creatividad. Con cada libro que recomienda y cada palabra que comparte, siembra semillas de conocimiento en las mentes jóvenes, demostrando que la educación es el camino hacia un futuro mejor.

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'Se siente una satisfacción, porque cuando los niños se acercan a la lectura, definitivamente van a ser personas que se van a alejar de las cosas malas y que le van a servir a la sociedad. Por mis manos han pasado alrededor de dos mil niños, calculó yo, y todos me han mostrado su agradecimiento, eso me ha hecho muy feliz'.

Un sueño latente

En el corazón de este docente de lengua castellana late el deseo de ser periodista, una meta que persigue con pasión y dedicación. Para Walter, el periodismo es una herramienta poderosa para generar cambio y dar voz a quienes no la tienen.

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'Me gustaría con mis letras narrar realidades que sirvan para cambiar nuestro entorno. Nosotros tenemos un lema que se llama ‘un oasis de esperanza en el suroccidente’, nuestra biblioteca de La Paz se ha convertido en eso definitivamente, y desde ese lugar, aunque no he hecho periodismo, sí he logrado hacer mi aporte a la comunidad con las letras'.

Como todo escritor, sueña con que existan muchas más bibliotecas, y que haya más acercamiento de los niños a los libros. Otro tema que le preocupa es el de la discapacidad, que en su análisis está muy olvidado en la ciudad. 'Nos hace falta mucho trabajar en el tema de mejorar el desplazamiento de la persona en condición de discapacidad, su acercamiento a las escuelas y a las instituciones educativas de carácter superior'.

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Al final de la entrevista, Walter se anima a declamar un poema de su último libro En la misma dirección de los palíndromos, una oda a la fortaleza del espíritu humano y a la belleza que puede surgir de la adversidad.

Sus palabras resuenan en el aire, mientras son escuchadas por un grupo de cinco niños del barrio en el que reside, recordándoles a estos pequeñines que, a pesar de los desafíos que enfrenten en la vida, siempre habrá una luz al final del túnel si se tiene el coraje de perseguirla.

'Es un buen ejemplo'

Thiago De Ángel es uno de los niños que asiste a los talleres de lectura que imparte Walter. Desde allí elogió su papel y sostuvo que su historia es inspiradora.

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'La lectura es interesante, a través de los libros podemos descubrir un montón de cosas. Le agradezco a Walter por enseñarnos con mucho interés, él es un buen ejemplo para todos'.

Un poema para la ciudad en sus 211 años

Aunque nació en el municipio de Plato, Magdalena, Walter llegó a suelo barranquillero junto a su familia cuando tenía 5 años de edad, así que se considera un currambero más.

En esta ciudad obtuvo su título como licenciado de lengua castellana, y es aquí donde se le han abierto espacios laborales.

Agradecido con los habitantes de la capital atlanticense, Yépez se inspiró para escribir un poema que denominó ‘Línea a Barranquilla’ y que decidió compartir con los lectores de
EL HERALDO.

En sus letras plasma algunas añoranzas de la vieja Barranquilla y también se muestra reflexivo con algunas situaciones del presente, en las que siempre resuena la flauta de millo.

'Tu brisa marina acosquilla los recuerdos que hoy son balas perfumadas.

La cumbia eterna que resuena en mis entrañas danza al ritmo melancólico de tu adiós.

Ya no está la arena en la que escribimos tus anhelos, ya no está el tamarindo en el que esculpimos los deseos.

Ahora todo es carnaval, ahora tu alma es una cama de concreto, nuestros hijos ya volaron como el papayero aquel que se tragó nuestros lamentos'.