En las inmediaciones de Woolsthorpe Manor, la finca en Lincolnshire donde Isaac Newton formuló algunas de sus ideas más revolucionarias, un equipo de arqueólogos británicos confirmó el hallazgo de la casa que perteneció a Hannah Ayscough, madre del físico.
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El descubrimiento fue anunciado por el National Trust, que lideró la investigación junto con York Archaeology.
El inmueble, cuya existencia era conocida solo por registros y un dibujo fechado en 1797, se encontraba a pocos pasos del célebre manzano asociado con la anécdota de la teoría de la gravedad.
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Tras adquirir el terreno hace cinco años, el National Trust inició excavaciones que revelaron escombros y restos domésticos de los siglos XVII y XVIII.
Entre los objetos recuperados hay fragmentos de cerámica y vajilla, incluida parte de una jarra con un rostro con barba en relieve, fichas de juego conocidas como jettons, botones, utensilios de costura y huesos de animales consumidos en la época.
Según la arqueóloga Rosalind Buck, estas piezas representan “una ventana directa a la vida cotidiana de la familia Newton” y permiten imaginar cómo Hannah y sus hijos compartían tareas y entretenimientos en esa vivienda.
Newton nació en Woolsthorpe Manor en 1643, pero tras la muerte de su padre y el segundo matrimonio de su madre, quedó al cuidado de sus abuelos. Años después, al enviudar nuevamente, Hannah regresó a la zona con sus tres hijos y se instaló en la casa que ahora fue localizada arqueológicamente, mientras Newton permanecía en la residencia principal.
Se cree que la vivienda desapareció a inicios del siglo XIX, posiblemente a causa de un incendio. Woolsthorpe Manor, administrada hoy como sitio patrimonial, es recordada también por haber sido refugio de Newton durante la peste de 1665, periodo en el que desarrolló sus teorías sobre el movimiento, la gravitación universal y la óptica.
Aunque el manzano original ya no existe, un árbol descendiente ocupa su lugar como símbolo de la inspiración científica.