Con frases como “la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena” o “con permisito, dijo Monchito” quedó inmortalizado.
Las bofetadas que recibía de doña Florinda, las bromas que le hacían El Chavo y Kiko, deber 14 meses de renta o ser el amor de doña Cleotilde. Sin haber siquiera escrito su nombre ya todos saben quién es. Es él, el que fuera el alma del programa, ese papá de la Chilindrina con el que todos reímos: don Ramón o Ramón Valdés, porque al fin y al cabo eran la misma persona.
Ese hombre que con su genialidad supo ganarse el cariño de varias generaciones de latinoamericanos que crecimos viéndolo hacer mil y un trabajos, y con sus ocurrencias quedar inmortalizado como una de las glorias de la televisión.
Ramón Valdés ha sido, es y será uno de los genios que trascienden en el tiempo. No importa cuánto pase siempre estará presente. Por ello, hoy que estaría cumpliendo cien años de vida, un siglo lleno de risas, es necesario recordar el impacto que causó con su forma de ser, aunque muchos lo vimos actuar, poco hemos sabido de su vida cuando se decía “corte”.
Y es uno de sus hijos, Esteban, quien en honor a su padre y como regalo a esos fanáticos que lo han adorado por tanta décadas, decidió escribir un libro llamado Con permisito, dijo Monchito, en el que cuenta cómo era ese papá, ese ingenioso hombre que reflejaba su vida en el programa, porque sí, Ramón Valdés y don Ramón, en cierta medida, eran la misma persona, el actor no actuaba, vivía su propia vida.
“Definitivamente don Ramón, el de la vecindad, es un reflejo del ser humano que fue mi papá antes de ser famoso y tener un poco más de dinero”, dice sin titubear a EL HERALDO Esteban Valdés.
La misma persona
Y es que Ramón Valdés antes de ser ese gran genio que el mundo conoció tuvo que pasar momentos no tan agradables. A lo largo de su vida tuvo 10 hijos producto de tres matrimonios, el primero de ellos a la edad de 17 años, aproximadamente.
Los problemas económicos se hicieron presentes. “Éramos pobres”, reconoce con nostalgia Esteban, quien es hijo del segundo matrimonio de Monchito.
“Mi papá antes de ser famoso fuimos pobres, tuvimos limitaciones. Pero él siempre buscó la manera de hacernos felices. Para nosotros como niños alrededor de la mesa, cuando no había para comer, viendo cómo amasaba con sus manos grandes y preparaba todo y hacia las tortillas y comer esas tortillas hechas por tu papá era un regalo, nos sabía como un manjar, a una hamburguesa con un pedazo de steak o unas verduras porque las había hecho él”.
Y es por ello que para él ver a su papá interpretando un panadero en El Chavo del 8 no era raro, pues él sabía hacerlo. Lo mismo siendo ebanista, pues “cuando no tenía para comprar un mueble o unas camas, él nos hacía con sus manos nuestras camas. Fue un padre muy amoroso, muy creativo, muy divertido y con defectos, como todos los seres”.
Y si había alguien que sabía de primera mano por todo lo que había tenido que pasar Ramón durante sus años más difíciles fue Roberto Gómez Bolaños, y esa es la razón por la que el personaje se parecía tanto al actor.
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“Roberto sí sabía de la vida de mi papá antes de llegar a la televisión. Por eso tú ves a don Ramón haciendo el escenario de la fiesta de la buena vecindad y sabía perfectamente cómo cortar, cómo serruchar, cómo usar el martillo, eso se ve claramente, igual para pintar. Pero sí, definitivamente don Ramón, el de la vecindad, es un reflejo del ser humano que fue mi papá antes de ser famoso y tener un poco más de dinero”.
El alma del programa
Tanto así que don Ramón se volvió el alma del programa. Todos los personajes de una u otra manera estaban involucrados con él, en conflictos o lo que fuera, y cuando desertó del show todos lo sintieron.
“El mismo Carlos Villagrán, en más de una entrevista, dice eso, que como en un juego de ajedrez si quitas a don Ramón, como al rey, se acaba el programa. Así de enfático y específico fue él en una entrevista y lo dice toda la gente, incluyendo los compañeros de mi papá como Édgar Vivar o María Antonieta De las Nieves, que es como mi hermanita”.
Sus aficiones y talentos
No era raro ver en El Chavo del 8 a don Ramón decir que era hincha del club Necaxa de su país, y es que no era el personaje quien afloraba esa pasión, sino el propio actor, quien genuinamente apoyaba a este equipo.
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“Le gustaba ver fútbol y siempre fue hincha del Necaxa, que es un equipo de acá”, dice Esteban.
Además, don Ramón no solo sabía de oficios como la panadería o la ebanistería, también demostraba su vena artística pintando en su casa una especie de murales de pueblos mexicanos que hacía en las paredes de las casas en las que vivía.
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“Sí vimos la creatividad y el talento de mi papá de diferentes maneras, para cocinar, para pintar, para hacer tortillas y hasta para cortar el pelo, porque mi papá también sabía hacerlo e incluso me cortaba el cabello a mí”.
Un sueño documental
Fue para el año 2018 que Esteban Valdés empezó a escribir el libro como regalo a los fans de su padre, para dejarles conocer a ese hombre de que pocas veces se habla y lo hizo con el objetivo de que más adelante se convierta en un documental.
“De hecho así comienza como un guion cinematográfico: luces, cámara, acción y toma de dron. Porque a la larga mi otro sueño anhelado es que este libro sea la base para un documental o una bioserie”, dice.
Es por ello que cuando estaba escribiendo la obra le surgieron varias ideas para hacerlo, pero gracias a la guía de su directora editorial, Mónica García Diego, pudo encontrar las formas y dar ese regalo.
“Es increíble que me ven y saben quién soy yo y hasta a veces lloran de la emoción, de la alegría. No hay persona en Colombia o en cualquier otro lugar del mundo de habla hispana donde yo he estado que no me digan crecimos viendo El Chavo del 8, crecimos con tu papá”.
Un homenaje en el Carnaval de Barranquilla
Ramón Valdés ha impactado miles de vidas con su interpretación de Don Ramón en El Chavo del 8, al punto que en el Carnaval de Barranquilla es representado por un barrioabajero.
Johan Parra lleva unos 12 años caracterizándolo, como una forma de homenajear el impacto que tuvo en su vida este personaje. “Es un honor homenajearlo porque lo que más se destaca de Don Ramón es su forma de ver la vida, siempre positivo, siempre alegre, siempre siendo colaborador.
En todo el programa lo vimos que siempre colaboraba a todos, a Doña Florinda, al Señor Barriga, al Chavo”. Adicionalmente, destaca la humildad del personaje y ese amor por los demás en medio de las adversidades.
“El legado que deja es de que siempre podemos ayudar, siempre podemos darle algo de nosotros a otras personas y no dinero. Don Ramón, como todos sabemos representaba una clase humilde, pero nunca dijo no, nunca le dijo no a nadie, siempre estuvo presto a colaborar, a ayudar y es un legado que hoy en día se ha perdido y la gente cuando no ve el signo peso o no ve alguna ganancia económica, no hace nada, así que es un legado que Don Ramón nos deja, ese amor por lo que hacía, por querer siempre estar presente en las demás personas en cuestiones positivas, ese debería ser el legado que debemos siempre recordar de este actor tan querido por varias generaciones”.
