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Un equipo liderado por el Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona, en colaboración con hospitales españoles y la Universidad Rovira i Virgili (URV), descubrió que las células de mama tumorales captan glucosa del exterior para producir muchos más lípidos (grasas) y poder seguir proliferando.

Los análisis de más de 500 muestras clínicas de pacientes con distintos tipos de tumores de mama revelan que el 85% tienen altos niveles de LIPG, la principal proteína localizada en la membrana que envuelve las células sin cuya actividad la célula tumoral no puede crecer.

La novedad del descubrimiento radica en que los científicos demostraron en modelos animales y en células tumorales que, bloqueando la actividad de la LIPG, dejan de crecer.

'Lo prometedor de esta nueva terapia es que la función de la proteína LIPG no parece ser indispensable para la vida, por lo cual su inhibición generaría menos efectos adversos que otros tratamientos', puntualizó el primer firmante del trabajo, Felipe Slebe.