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Según la Organización Mundial de la Salud, después del alzhéimer, el párkinson es considerada la segunda enfermedad neurodegenerativa más común.

Entre 7 y 10 millones de personas la padecen en el mundo, mientras que en Colombia se estima que la cifra es cercana a los 72.000 pacientes.

Hace 20 años Luis Ernesto Sánchez, de 65 años, venía sufriendo de un leve temblor en la mano derecha, 'y jugando fútbol me compré un guante para ver si se calmaba. Pero aun así persistía, entonces decidí ir al médico y me dijo que tenía párkinson'.

El neurólogo Jimmy Crump explica que es una enfermedad 'degenerativa y progresiva en la que hay una predisposición genética. Hay desgaste en células nerviosas que provoca una caída en los niveles de dopamina'.

Luego de enterarse, Luis asegura que 'perdí dos años para enfrentar la enfermedad, sin embargo yo jugaba, corría y me ejercitaba'.

Su esposa, Ruby Angarita, explica que él 'ha sido motivación para las personas. No se escondió'.

El día a día de Luis consiste en levantarse temprano, hacer ejercicio, y luego desplazarse hasta la Universidad del Atlántico, donde es profesor del programa de Arquitectura, además que hasta noviembre del año pasado jugó fútbol todos los fines de semana, este año no pudo arrancar igual por una fractura de fémur en uno de los tantos partidos.

Orlando Amador

Síntomas

En los pacientes con párkinson 'no necesariamente hay temblor'.

'No todos los pacientes con párkinson tiemblan, y no todos los temblores son párkinson', enfatiza.

Además de los signos motores, que incluyen temblor involuntario y aumento de tono muscular, es decir, rigidez, existen síntomas no motores como lo son las alteraciones en el ánimo y sueño, pérdida del olfato, estreñimiento e incluso alteraciones en la parte de memoria, indica el especialista Crump.

En general esta enfermedad se da en el adulto mayor, sin embargo hay casos en los que se ven afectados jóvenes.

'Hay medicamentos que hasta cierto punto logran mermar los síntomas de acuerdo a la gravedad, pero no hay medicamentos que curen totalmente', añade.

La medicina más eficiente en el caso de Luis es la voluntad. Esa junto al deporte diario ha logrado que su cotidianidad no se afecte.

'Él es cambambero. Los fines de semana vamos y nos tomamos algo, bailamos y vamos a La Troja', cuenta su esposa, quien además confiesa que 'el párkinson no tiene nada que ver en nuestra vida íntima'.

Crump asegura que el tratamiento de un paciente con párkinson 'no es una receta. Varía de paciente en paciente y también en el curso de la enfermedad'.

Dentro de las posibilidades de tratamiento están los fármacos estimuladores, los ejercicios de cardio o aeróbicos por 45 minutos diarios y las nuevas terapias desarrolladas por investigadores.

Autoestima

¿Para qué me sirve el deporte y la academia?, se pregunta Luis. 'Analizo que hay dos polos en los que me muevo. Con el fútbol, que jugué toda mi vida, este está detrás de mí, y al hacerlo el párkinson se choca contra eso. Físicamente no me va a tumbar porque tengo una coraza. Lo otro es la academia, siempre he sido profesor, y desarrollo elementos para mi autoestima. Eso es fundamental'.

Es claro al decir que 'no me da pena tener párkinson. No todo el mundo acepta el párkinson, les da pena decirlo', asegura.

Hay cuatro elementos básicos para enfrentar esta enfermedad, según él. 'La primera es la familia, otro es el nuevo estado del cuerpo, es decir, el aspecto físico; el tercero es la estética y el cuarto son los derechos humanos', sostiene Luis Ernesto.

Con esto coincide el especialista Crump, añadiendo que lo principal es 'no brincar de médico en médico. Esta enfermedad debe ser manejada por el neurólogo'.

Fotos archivo EL HERALDO

Estimulación cerebral profunda

La OMS informó que en los próximos 20 años la cifra de personas afectadas ascenderá a 12 millones en el mundo.

La Estimulación Cerebral Profunda (DBS por su sigla en inglés) es una alternativa para estos pacientes que no busca curar, sino mejorar la calidad de vida de las personas.

Este procedimiento consiste en implantar un electrodo en el cerebro para facilitar su estimulación. En Colombia es utilizado desde 2003 y se ha realizado en más de 1.000 pacientes.

Funciona por medio de dos elementos, el neuroestimulador, un dispositivo pequeño que contiene una batería y se encarga de generar impulsos eléctricos, y el electrodo, que se implanta en el cerebro y va conectado con el dispositivo neuroestimulador por medio de un cable que va por debajo de la piel.

'El electrodo transmite la corriente generada por el neuroestimulador hasta las áreas deseadas del cerebro, lo que conlleva a mejorías en la realización de actividades de la vida diaria', explica el doctor Martín Torres, neurólogo neurofisiólogo de la Fundación Centro Colombiano de Epilepsia y Enfermedades Neurológicas –FIRE–, en Cartagena.

'Los pacientes son sometidos previamente a un protocolo de evaluación por parte de un grupo multidisciplinario integrado por neurocirujanos, neurólogos, psiquiatras, neuropsicólogos, fisioterapeutas y fonoaudiólogos, quienes a través de un enfoque individualizado evalúan la pertinencia, alcance y limitaciones de la cirugía para cada caso en particular', agrega.

Esta alternativa 'reduce los síntomas motores de la enfermedad entre un 50% y 70%, dependiendo del paciente'.