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Junior vs. Boca está lejos de ser un clásico sudamericano, pero los pocos antecedentes entre ambos clubes registran abundantes emociones, goles y buen fútbol.

El crucial partido de mañana en el ‘Metro’, a partir de las 5:15 p.m., es el tercero de la historia entre tiburones y xeneizes, una breve saga en Copa Libertadores, cuyos primeros episodios tuvieron final feliz para el cuadro boquense.

El 10 de mayo de 2001, hace casi 17 años, el encopetado Boca llegó a Barranquilla para enfrentarse por primera vez a los rojiblancos. Arribó bajo el mando del técnico Carlos Bianchi y con la batuta mágica de Juan Román Riquelme, ostentando el título de campeón intercontinental de Clubes tras derrotar 2-0 al Real Madrid en el 2000 y con tres colombianos en la titular, Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio ‘Chicho’ Serna (los mismos del reciente video de aliento al actual Boca que tanto rechazo ha generado entre parte de la hinchada de Junior porque lo grabaron en el camerino del Romelio Martínez, histórica casa rojiblanca, y con camisetas que decían Barranquilla, lo cual motivó ayer una respuesta indirecta de Carlos ‘el Pibe’ Valderrama, que también rodó su voz de respaldo al plantel juniorista).

Esa tremenda banda en la que brillaba Riquelme comenzó ganando 1-0 , a los 6 minutos de juego, con gol de Marcelo ‘Chelo’ Delgado, pero Junior, con el apoyo de un estadio a reventar y vestido de rojiblanco, le dio vuelta al marcador con goles de Eulalio Arriaga y Henry ‘el Ferry’ Zambrano.

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El Tiburón mostró los dientes en sus aguas y pudo hacerle más daño a Boca, pero la falta de contundencia en unos tres contragolpes que crearon Luis Zuleta, Arriaga y Zambrano, evitó que se ampliara el marcador y dejó vivo a un rival implacable, que comenzó a sacar a flote sus charreteras y remontó el marcador con tantos de Riquelme, que festejó a lo ‘Topo Gigio’, poniéndose las manos en las orejas, y Marcelo Delgado, en el tramo final del juego.

'Todo lo que se vivió en ese partido fue inolvidable', dijo Arriaga en una reciente entrevista con EL HERALDO.

Aunque no se pudo festejar el triunfo y el equipo resultó eliminado tras empatar 1-1 en el duelo de vuelta, en La Bombonera, muchos fanáticos tiburones tienen en su memoria aquel partidazo en el que se tocó el cielo y se mordió el polvo.

El segundo capítulo de la historieta de ‘ñeros’ y ‘bosteros’ se presentó en 2005. Boca nuevamente llegó a la Arenosa con figuras como Rodrigo Palacio y Martín Palermo, pero con la decepción fresquita de haber perdido la final de la Copa Libertadores 2004 ante Once Caldas.

Era otro Boca (con otros dos colombianos, Gerardo Bedoya y Fabián Vargas), era otro Junior, pero el trámite y desenlace del juego fue parecido al inicial. El club gaucho pegó primero de nuevo con un gol tempranero, el local reaccionó rápido y a los 13 minutos ya ganaba 2-1 con anotaciones del argentino Omar Pérez y Martín Arzuaga.

Pérez, que pasó por Boca, celebró besándose la rodilla derecha, haciendo alusión a su salida de la escuadra de su país por su problema de artrosis.

Junior se llenó de entusiasmo, avasalló y puso el partido 3-1 con un tanto de Émerson Acuña. Parecía imparable. Se notaba superior y acertado ofensivamente, pero el desgaste de la etapa inicial pasó factura en el segundo tiempo, Boca se tomó un aire y ‘el Zurdo’ López, DT de Junior en ese entonces, no refrescó su banco. Rodrigo Palacio conquistó la igualdad y ‘Chelo’ Delgado, de nuevo él, se volvió a convertir en verdugo tiburón y sentenció el 3-3.

'Nos faltó más experiencias, había muchos pelaos en Junior en aquella época, nos emocionamos más de la cuenta', recordó Martín Arzuaga.

En la vuelta, en Buenos Aires, Boca fue muy superior, se impuso 4-0 y avanzó a los cuartos de final de la Copa.

En Curramba quedó el lamento. Nuevamente se puso al todopoderoso Boca contra las cuerdas, pero faltó noquear. ¿La tercera será la vencida